¿Qué tipo de jubilado quieres ser?

IVONNE POUSA Y DAVID MALLO FAMILY BANKERS DE BANCO MEDIOLANUM

MERCADOS

26 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En una de sus memorables frases, hacía Woody Allen una interesante reflexión sobre el mañana: «Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida». Y aunque parece una obviedad a primera vista, no le resulta al ser humano tan fácil hacerse a la idea del mañana y verse en un futuro que, irremediablemente, algún día llegará.

Los psicólogos llaman a esto sesgo de proximidad y se relaciona con la tendencia que tiene el ser humano de centrarse en el ahora y dejar el mañana para más tarde. El neurólogo Hal Hershfield afronta este tema en su libro Your Future Self con una explicación muy gráfica: si imaginamos el yo del presente como un círculo azul y al yo del futuro como un círculo rojo, una persona joven tendrá ambos círculos separados y solo a medida que vaya cumpliendo años irá produciéndose una aproximación de ambos yoes, hasta la confluencia completa.

En definitiva, el neurólogo norteamericano simplemente nos recuerda que, para una persona con 30 años, es muy difícil imaginarse con 70 y, por lo tanto, le cuesta mucho tomar decisiones pensando en esos 70 años que algún día llegará a tener. También resultará difícil para alguien de 40, lo es mucho menos para una persona de 50 y es cada vez más fácil a medida que nos acercamos a los 70 años. Pero, entonces, quizá ya sea demasiado tarde para afrontar con tranquilidad algunas de nuestras necesidades vitales y económicas.

Esta realidad, que forma parte de nuestra forma de ser, supone un problema en aquellos casos en los que tenemos que tomar decisiones que afectan a ese futuro jubilado que algún día seremos. Convencer a una persona que está en la treintena de que debe empezar a pensar en la jubilación resulta realmente complicado y las excusas para no tomar decisiones serán muchas y todas girarán en torno al tiempo: «¡Aún queda mucho tiempo para eso!». Esta es una de las respuestas más habituales que recibimos los asesores financieros, que estamos moralmente obligados a recordar de manera insistente y constante, en el mejor momento de la vida, que llegarán otras situaciones que hay que empezar a prever para conseguir que sean igual de buenas que las actuales.

«¿Y por qué es urgente empezar cuanto antes a tomar decisiones para la jubilación?» Puede ser la pregunta más razonable que se hagan los más jóvenes y, en este punto, debemos recordar la necesidad de completar el sistema público de pensiones si queremos mantener un nivel de vida similar al que disfrutamos actualmente. Y, para ejemplificarlo, nada mejor que echar un vistazo a la tasa de sustitución de las pensiones en España en los últimos años, o lo que es lo mismo, observar el porcentaje del salario que una persona recibe como pensión en comparación con su sueldo cuando trabajaba. Esto es: qué porcentaje de su último sueldo recibe como pensión y que, en último término, supone calcular la pérdida de poder adquisitivo que una persona sufre por el simple hecho de jubilarse.

Hace tan solo una década, las tasas de sustitución en España estaban en el 82 % de la media del último salario, lo que ya suponía una anomalía respecto a países cercanos como Alemania o Francia, que se encontraban entre el 41 y el 50 % respecto al último salario.

Recordemos que uno de los principales problemas de la crisis financiera en Grecia estaba relacionado con su tasa de sustitución, que era del 100 % y que, a consecuencia de la crisis, se rebajó de un día para otro al 35 %. Para entenderlo en su contexto, esta medida significó que un pensionista que cobraba 1.000 euros mensuales pasó al mes siguiente a cobrar 350 euros. O lo que es lo mismo, tuvo una pérdida de poder adquisitivo del 65 % en tan solo un mes.

Aunque, afortunadamente, en España no se ha realizado un recorte tan drástico de las pensiones, las sucesivas reformas de 2011, 2013 y 2019 han ido encaminadas a ir recortando esa tasa de sustitución para acercarla a los estándares del resto de los países europeos. La manera en que las diferentes reformas han ido bajando la tasa de sustitución ha sido mediante el aumento del número de años cotizados que se tienen en cuenta para el cálculo final, el incremento de la vida laboral exigida o contar más años hacia atrás para hacer la media del cálculo de la pensión.

Hoy por hoy, la pensión media del sistema español equivale al 70 % del salario medio de la economía (lo que se denomina tasa de beneficio), mientras que la tasa de sustitución de los recién jubilados se sitúa en el 77 %. Sin embargo, lo más importante son las proyecciones previstas por el Ministerio de Economía y que suponen una rebaja de 13 puntos porcentuales de la tasa de sustitución en los próximos 50 años, hasta situarse en el 64 % en el 2070.

«¡Pero 2070 está muy lejos!», nos diremos a nosotros mismos siguiendo el sesgo de proximidad del que antes hablábamos porque, efectivamente, quedan muchos años. Sin embargo, debemos tener en cuenta que en el 2030 la tasa bajará al 76 %; en el 2040 al 71 %; en el 2050 al 65 % y que se situará en el 64 % a partir de la década de los sesenta del siglo XXI. Y si se cumplen las previsiones del Gobierno y no tenemos nuevas reformas que aceleren este proceso, ya podemos hacernos una idea de la pérdida de poder adquisitivo que van a padecer las diferentes generaciones a medida que se vayan jubilando.

Es muy difícil pensar en la jubilación cuando se tienen 30 años, pero quizá es más sencillo si contamos que la jubilación supondrá una rebaja de un 30 % sobre el último sueldo como trabajador. De ahí la responsabilidad de los asesores financieros de ser insistentes para ayudar a sus clientes a imaginar esa situación y que así comiencen a tomar decisiones que les permitan completar la jubilación y tener la vida futura que, seguro, habrán imaginado alguna vez.