Los robots que vienen a echarnos

MERCADOS

Kacper Pempel | REUTERS

01 jul 2024 . Actualizado a las 11:21 h.

Circula por las redes sociales el vídeo de un grupo de trabajadores de Amazon recién despedidos; parecen jóvenes y muchos lloran y se abrazan en la explanada de un aparcamiento, abatidos y desesperanzados, como si se hubiese terminado el mundo. Los robots de inteligencia artificial (IA) generativa han llegado a las empresas como los marcianos de la película Mars Attacks: los empleados de la multinacional de reparto, al igual que los humanos de la parodia cinematográfica de Tim Burton, los recibieron con los brazos abiertos, los tutelaron, los acompañaron, pero un buen día, cuando nadie se lo esperaba, los muñequitos abrieron fuego indiscriminadamente con su intrépida mirada diabólica. Y al final cumplieron la misión para la que habían venido, que era cargárselos a todos. En la película tiene su gracia, pero en la vida real ya no tanto. Afortunada o desafortunadamente, todo esto es parte del proceso acelerado de cambio en el que vivimos. Nada que no haya ocurrido antes: se destruyen unos empleos y se crean otros. El problema es si caes en el lado equivocado de la historia. En Galicia, al parecer, también asoman las nubes: la adopción de la IA generativa supondrá la destrucción neta de 21.087 empleos la próxima década, según las estimaciones de Randstad. Una cifra que sale de calcular la diferencia entre los puestos que potencialmente pueden desaparecer con la IA y los que se crearán por las oportunidades económicas surgidas como consecuencia del uso general de esta tecnología. Tal vez haya algo que se nos escape, que no sepamos predecir e incluso se invente la inteligencia artificial degenerativa, un alzhéimer robótico, y algún malvado pueda manipular todo quién sabe desde dónde, de forma que los muñecos enloquezcan y en vez de empaquetar cosas y distribuirlas se dediquen a abrirlas y a romperlas. Y en medio del almacén, se pongan la ropa y abran el vino y se coman el jamón, y entonces quizá tengamos que recalcular las estadísticas y quién sabe si filmar una nueva película.