El casino de la Casa Rosada

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Milei le regala a Musk una motosierra
Milei le regala a Musk una motosierra Nathan Howard | REUTERS

23 feb 2025 . Actualizado a las 12:45 h.

Cada campana, más tarde o más temprano, suele estar irremediablemente condenada a dar su propio son, y esta quizá se haya demorado mucho más de lo previsto inicialmente. Por eso a nadie debería extrañarle lo ocurrido con Javier Milei y la criptoestafa, tratándose, como es el caso, de un personaje hiperbólico y desmesurado, con nula capacidad de contenerse y que parece vivir en una especie de enfado crónico con todo lo que le rodea. Después de promocionar una criptomoneda que ha llevado a la ruina a varios miles de inversores, el presidente argentino trata de zafarse de los palos que le llegan, muchos de las redes sociales, las mismas que lo auparon a la presidencia. Hace días, para tratar de explicar lo inexplicable, Milei se defendía así del que ya es uno de los mayores escándalos financieros del país. «Si vas al casino y pierdes dinero, ¿cuál es el reclamo?», se preguntaba. Supongo que ninguno, pero quizá lo extraño es que el juego lo promocione el inquilino de la Casa Rosada, como si fuese un casino de Las Vegas, lo cual conduce este asunto a otra dimensión más allá de la queja y lo acerca al escándalo, salvo que Milei no se haya enterado de que ya no es un polémico tertuliano sino el presidente de un país. La querencia del máximo mandatario argentino por este tipo de inversión (por llamarle de algún modo) viene de lejos. No es la primera vez que promociona una criptomoneda, ni tampoco la primera en la que se ve envuelto en un escándalo por esto. En el 2022, un por entonces economista liberal, arremetía contra los progresistas por su defensa de los bancos centrales y lo hacía en Miami, en el transcurso de un desenfrenado aquelarre cripto, y con el salvadoreño Bukele como el gran valedor mundial de la nueva fuente de riqueza ahora bajo constante sospecha. La sacrosanta descentralización financiera no puede ser la puerta de entrada a una jungla de listos que crean algo de repente, como de la nada, y luego lo inflan para forrarse y dejar en el camino un reguero de damnificados.