Las empresas apuestan por África

Valentina Saini MILÁN

MERCADOS

Cedida

Compañías de varios segmentos productivos han implantado fábricas en varios países del continente. Al borde mediterráneo ya se le considera la «nueva China»

15 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

 El intercambio comercial entre Italia y el continente africano rozó los 58.000 millones de euros en el 2023, superando el total del comercio con toda América Central y del Sur. De esta cantidad, 38.000 millones correspondieron a importaciones y casi 20.000 a exportaciones. Italia es uno de los principales socios comerciales de Túnez, Argelia, Libia y Egipto, pero también están creciendo las relaciones comerciales con los países situados al sur del Sáhara, como Sudáfrica; la llamada «nación arcoíris» cuenta con la comunidad italiana más numerosa de todo el continente (casi 30.000 personas) e importa cantidades significativas de bienes italianos como maquinaria, productos químicos, robots y vinos de calidad. Las empresas del país transalpino también están cada vez más activas en el Congo, Ghana, Nigeria, Mozambique, Costa de Marfil y Angola. Por su parte, Italia compra sobre todo materias primas de África: Argelia es su principal proveedor de gas y, desde hace algún tiempo, Libia lo es de petróleo.

Italia también es un importante inversor, sobre todo, en el norte del Sáhara. Hace más de una década, en una entrevista concedida al semanario Pagina99, el ex primer ministro y expresidente de la Comisión Europea Romano Prodi afirmó que el norte de África podría convertirse, con las debidas proporciones, en «una nueva China». Parece que los empresarios italianos le han hecho caso. En Túnez hay grandes fábricas, por ejemplo la del grupo siderúrgico Marcegaglia, en colaboración empresarial con Sideralba; y del fabricante de sistemas de calefacción Zoppas. El año pasado, Rizzoli Emanuelli, especializada en conservas de pescado, abrió una planta de 1.500 metros cuadrados para la preparación manual de anchoas pescadas en el Mediterráneo y el Cantábrico. Desde hace tiempo, Túnez también resulta muy interesante para los fabricantes italianos de ropa, como Marzotto, U-Power, Famatex y Sparco.

Por otra parte, en Marruecos operan empresas como Metalfer, cuya facturación supera los 120 millones, que cuenta con una planta especializada en el corte de tubos en la Tangier Automotive City, y la multinacional Stellantis, que tiene una importante planta de producción en Kenitra, y el African Technical Center en Casablanca.

El inversor italiano más activo en el África subsahariana es probablemente la multinacional energética ENI, que lleva mucho tiempo presente también en Libia y Argelia. En Angola, junto con la británica BP, Eni fundó Azule Energy, uno de los principales productores de gas y petróleo del país. En cuanto a las empresas manufactureras, hace unas semanas se hizo pública la noticia de que Guala Closures, grupo especializado en la producción de tapones para licores, vinos, cervezas, agua, etcétera, con una facturación de 176 millones de euros en Italia, inauguró una planta de producción de 5.000 metros cuadrados en la Zona Franca de Lagos, en Nigeria.

Según los analistas con los que habló La Voz, las empresas italianas cuentan con una «posición relativamente fuerte», pero deben hacer frente a competidores cada vez más agresivos, sobre todo de China, Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos, India y Turquía también con proyección en el continente.

Además de la inestabilidad de amplias zonas del continente y el creciente autoritarismo de regímenes como el egipcio, un reto para las empresas italianas, y europeas en general, es el hecho de que los países africanos también se están modernizando desde el punto de vista jurídico. Por ejemplo, el Parlamento tunecino ha aprobado recientemente una reforma laboral que preocupa a muchos inversores, aunque no tiene por qué ser algo negativo, al menos para los trabajadores tunecinos.