Un sistema para ahuyentar a los depredadores del mejillón

MERCADOS

M.MORALEJO

La Universidade de Vigo y la empresa Insati colaboran para diseñar un dispositivo que combina inteligencia artificial y monitorización de bateas

21 sep 2025 . Actualizado a las 12:34 h.

Lizbet Gutiérrez llevaba un par de años trabajando en la empresa Insati cuando le propuso a su superior, Xurxo Segarra, iniciar un proyecto de investigación. Es el germen del doctorado industrial en el que está inmersa y que tiene como objetivo el diseño de un dispositivo que permite ahuyentar a los depredadores del mejillón y especialmente proteger las bateas durante el crecimiento de la semilla, depredación que se da incluso en bateas que se encuentran en zonas de alta producción.

Galicia es una potencia europea en lo que a cultivo de mejillón se refiere y en la actualidad, en las costas de la comunidad hay más de 3.500 bateas. La importancia socioeconómica de la acuicultura en general y del cultivo del mejillón en particular se puede resumir en cifras. En el 2024, y según los últimos datos de la Consellería do Mar, se produjeron en las bateas gallegas casi 179.000 toneladas de mejillón, lo que supuso una facturación de unos 128,6 millones de euros. Es decir, la producción de mejillón es el 99 % del total de la producción de bivalvos de la acuicultura gallega, que el año pasado superó las 180.000 toneladas.

La investigación de Lizbet Gutiérrez está orientada a mejorar la producción de las bateas reduciendo el impacto de los depredadores. La investigadora trabaja en el diseño de un sistema que, combinando IoT (Internet of things), inteligencia artificial y sensores que permitan monitorizar lo que ocurre, permita ahuyentar a esos posibles depredadores sin causarles daño alguno. Pero lo primero es intentar dilucidar qué especies son las que efectivamente consumen mejillón. Ese trabajo, que realiza en las instalaciones del Ecimat de Vigo. «Partimos de esos posibles depredadores tanto por lo que dicen los bateeiros como lo que dice la literatura», explica esta investigadora de la Universidade de Vigo.

En el laboratorio monitoriza diferentes especies en contacto con mejillones para observar si realmente se trata de depredadores del bivalvo. «Pruebo con invertebrados, erizos, caracoles y estrellas de mar. Después probaré con peces», explica. Hace tanto un análisis del contenido estomacal de estos animales. «Extraigo el estómago y mediante un análisis de ADN se comprueba que verdaderamente tenga resto de mejillón», dice sobre el proceso.

La siguiente fase del proyecto es el diseño del propio sistema utilizando herramientas como el IoT (Internet of things), sensores e inteligencia artificial. La idea es que, a través de esos sensores sea posible monitorizar diversas variables del agua, así como el ambiente de las bateas. También se contempla el diseño de un dispositivo que ahuyente a los posibles depredadores una vez se compruebe cuáles son las especies que están alimentándose del mejillón.

Accesible y automático

Por su parte, la inteligencia artificial permite que el dispositivo funcione de manera automatizada, es decir, que no esté funcionando continuamente, sino que lo haga de manera puntual y precisa. También se están realizando test para saber si es posible que un único dispositivo pueda proteger varias bateas o si es necesario colocar uno en cada una de ellas. En el segundo caso, la investigación se orientará también a que sea más accesible que soluciones que pueda haber ahora.

El sistema que diseña Lizbet Gutiérrez a través del doctorado industrial será de este modo uno de los primeros que se orienten a la cuestión de proteger las bateas de mejillón de los depredadores. Actualmente, según explica la investigadora, las soluciones que se suelen ofrecer pasan por colocar redes en cada una de las cuerdas o algún tipo de jaula. «Cuando son cuerdas de 12 metros y muchas y hay que poner una red para cada una de ellas se vuelve complicado en términos de manejabilidad», dice Gutiérrez. También hay ciertas dudas con su eficacia, ya que algún estudio ha demostrado que las doradas, a pesar de las redes, consumían ostras y mejillones.

Lizbet Gutiérrez es una de las 60 investigadoras que en la actualidad preparan su doctorado en empresas y centros tecnológicos de Galicia. «Al estar dentro de la empresa es muy sencillo llevarlo a cabo», afirma. Además, esta colaboración directa entre universidades y empresas cuenta con beneficios para ambos actores.

Alta cualificación

«Este tipo de colaboración es muy interesante porque da acceso a ambos mundos», subraya Lizbet Gutiérrez. Las empresas tienen así la capacidad de desarrollar innovaciones sustentadas «en el conocimiento y la base científica», mientras que desde la academia se abre la oportunidad de «desarrollar conocimientos para un campo que sean aplicables y aporten algo».

Este año se han sumado 15 nuevos estudiantes al programa de doctorado industrial, que tiene como objetivo promover la transferencia de conocimiento de las universidades al tejido productivo y fomentar la realización de proyectos de investigación industrial en empresas. Además, es una vía para generar empleo de alta cualificación en Galicia, ya que estimula la incorporación de este personal doctor resultante en las empresas una vez que finaliza el programa de investigación, dándole continuidad a su contratación.