De dinero sí se habla

Ivonne Pousa y Rocío Meleiro FAMILY BANKERS DE BANCO MEDIOLANUM

MERCADOS

Banco de España

28 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

«De dinero no se habla» es una frase popular que, desde antaño, se ha ido repitiendo en algunos hogares en los que hablar de la economía familiar y compartir información sobre las finanzas de la casa era un tema tabú. Lamentablemente, eso es algo que, en la actualidad, sigue sucediendo.

Como resultado de esta visión, socialmente compartida, hoy en día es evidente que, en una parte de la población, existe un cierto déficit de conocimientos para poder gestionar con solvencia las finanzas personales. En este sentido, no es de extrañar que más de una de cada cuatro personas encuestadas (27 %), considere que sus conocimientos sobre «cómo gestionar su dinero para tomar las mejores decisiones para sí mismo o su familia son insuficientes o muy insuficientes», según el estudio Cuando falta cultura financiera: gestionar la economía del hogar sin herramientas suficientes, realizado por Funcas en junio de este mismo año para conocer la percepción de los españoles sobre su nivel de conocimientos financieros.

Resulta significativo que, siguiendo con el mismo documento, un 35 % de las personas encuestadas declare no saber qué son las Letras del Tesoro, un 28 % diga que no conoce las criptomonedas, un 23 % reconozca ignorar qué es un fondo de inversión y un 20 % desconozca qué son los depósitos a plazo fijo. Con estos resultados, resulta comprensible uno de los datos más destacados del informe, y es que tan solo el 8 % de los encuestados afirma tener la inversión como uno de los principales fines de su ahorro.

Esta situación es el caldo de cultivo más apropiado para la generación de ciertas ideas erróneas (cuando no bulos) que llevan a los ahorradores a tomar decisiones no siempre acertadas, basadas en creencias tan extendidas como inexactas. Y ahí es vital la labor del asesor financiero, que debe redoblar sus esfuerzos en la tarea de hacer entender a los clientes cómo planificar sus ahorros en el corto, medio y largo plazo y cuáles son las mejores soluciones para que den sus frutos.

En ocasiones, ni siquiera se trata de desconocimiento, sino de falta de perspectiva financiera. Y esa carencia se debe, precisamente, al déficit formativo que se acarrea desde la infancia. Así es cómo se explica que alguien sea capaz de hipotecarse durante 30 años para pagar una casa, pero se olvide de que también tendría que realizar un esfuerzo económico para garantizarse una jubilación adecuada. La hipoteca está asumida socialmente, mientras la jubilación se convierte en la gran olvidada.

Tratar de cubrir ese déficit de cultura financiera, por un lado, y atacar esas creencias preestablecidas socialmente, por otro, forman parte del día a día del asesor financiero, que tiene que incorporar la formación continua de sus clientes como una de sus principales tareas.

Calcular el tipo de interés, saber interpretar la famosa TAE, la importancia de observar la rentabilidad del partícipe en lugar de la del fondo, asegurarse de que todo ahorro invertido está 100 % garantizado o cómo funciona la capitalización compuesta son algunas de las temáticas que recurrentemente tenemos que recordar en esa labor de formación continua, necesaria para garantizar la tranquilidad del cliente y la confianza en nuestro trabajo.

Tal es la importancia de la educación financiera en una sociedad que hasta tiene su propia jornada. El próximo 6 de octubre se celebra el Día de la Educación Financiera, una iniciativa impulsada por el Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa dentro del Plan de Educación Financiera, que parte «con el objetivo de promover la importancia de adquirir conocimientos financieros para tomar decisiones informadas y mejorar el bienestar económico de los ciudadanos».

Resulta vital entender que, para construir una sociedad financieramente eficiente, la población en general debe contar con unas herramientas mínimas y que, sobre todo, los más jóvenes y los niños tienen que iniciar cuanto antes un aprendizaje que debe ser transversal a todos los demás conocimientos. De ahí que las principales instituciones financieras europeas e internacionales recomienden incorporar la formación financiera no solo en la educación reglada, sino también en el currículo escolar y en la formación de los profesores y también de los padres, dada la importancia de la familia en la incorporación de hábitos y conocimiento. «Cuando los niños observan a sus padres u otras personas de su entorno cercano gestionar sus recursos de manera formada, informada y con responsabilidad, estos aprendizajes tienen un papel fundamental en su percepción de conceptos tales como el ahorro, el gasto, la inversión o la planificación», reconocen en el informe La educación financiera en edades tempranas, elaborado recientemente por el Banco de España.

Y, en efecto, como recoge el estudio, los programas de educación financiera deberían ayudar a los más pequeños a desarrollar paulatinamente la capacidad de pensar y planificar a largo plazo, a perder el miedo a hablar sobre el dinero o a ser proactivos en la búsqueda de información independiente para fundamentar sus decisiones. Todo lo contrario de esa frase popular: «De dinero no se habla».

En definitiva, apostar por la educación financiera en edades tempranas es una inversión en el futuro de todos. Porque hablar de dinero es hablar de proyectos, sueños y metas. Y sí, del dinero sí se habla, y cuanto más se hable en la escuela y en la familia, más preparados estaremos para tomar decisiones con libertad y responsabilidad y para sembrar las bases de una sociedad más fuerte y consciente.