Marc Rowan, el colchonero del billón de dólares

MERCADOS

ABRALDES

16 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Dirige uno de los grandes colosos de las finanzas internacionales. Una de esas gigantescas gestoras de inversiones que se dedican a captar ahorro —procedente de fondos de inversión, planes de pensiones o grandes patrimonios... y nada de minoristas— para invertirlo y lograr jugosas rentabilidades para tenerlos contentos. Digamos que es una de esas manos que mueven los hilos de los mercados mundiales. Se llama Marc Rowan (Estados Unidos, 1962); y la compañía que pilota, Apollo Global Management, la firma que acaba de hacerse con el control de la mayoría del capital del Atlético de Madrid y que tiene bajo gestión casi un billón de dólares.

Y no es que sea él un colchonero de pro. Ni siquiera sabemos si le gusta el fútbol. Son negocios. Se le dan bien. Y eso que al principio no las tenía todas consigo. «Cuando salí de la escuela de negocios en 1984 pensé que había llegado demasiado tarde. Que todo el dinero ya se había ganado», dice.

Graduado con honores en la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, inició su carrera profesional en el equipo de fusiones y adquisiciones de Drexel Burnham Lambert. En el banco de inversión trabajó a las órdenes de Dennis Levine, Marty Siegel y Mike Milke. Este último conocido en el planeta financiero como el rey de los bonos basura. Todos acabaron en prisión. La entidad quebró en 1990 como consecuencia de los desmanes cometidos.

El mismo año de la quiebra fundó Apollo el directivo que hoy nos ocupa. Con otros dos socios: Leon Black y Josh Harris, con los que había coincidido en Drexel Burnham. Como empleado del malogrado banco de inversión, Rowan le había colocado unos cuantos millones en bonos basura a Executive Life, aseguradora que acabaría yendo a la quiebra en 1991, engullendo en su caída los ahorros de miles de pensionistas. De aquella liquidación, Apollo se llevaría una buena tajada.

Nunca quiso Rowan llevar las riendas de la gestora. Prefería mantenerse en un segundo plano. Pero cuando la relación de Leon Black, su antecesor en el cargo, con Jeffrey Epstein
— condenado por abuso sexual y prostitución de menores y fallecido en prisión— salió a la luz, no le quedó más remedio que dar un paso al frente y convertirse en la cara visible de Apollo.

Nacido en el seno de una familia judía, pasó los primeros años de su vida en Long Island. Hasta que sus padres —propietario él de una empresa de alquiler de coches; y profesora y concertista de piano, ella— decidieron mudarse a Hollywood, donde el hoy consejero delegado de una de las gestoras de fondos más poderosas del mundo cursó los estudios de secundaria.

Casado con la diseñadora de moda Carolyn Pleva, a quien conoció en una cita a ciegas, tiene cuatro hijos. Residen en Nueva York, donde tiene su sede Apollo y en cuya Bolsa cotiza también la compañía, con un valor de mercado que ronda los 77.000 millones de dólares.

Como con todo lo que hacen, el objetivo de su desembarco en el Atlético de Madrid es el de maximizar la inversión. Apollo, al igual que otros gigantes del sector, como BlackRock o Brookfield, no suele quedarse. Acostumbran a mantener las inversiones durante un período limitado de tiempo y luego se van. O lo venden a otro inversor, o colocan la empresa en Bolsa. Pero, quién sabe, igual se impregnan del espíritu colchonero. Aunque eso de sufrir... no es lo suyo