Los coches ya no son lo que eran

Carlos Pereiro

MOTOR ON

El automóvil es un ente cambiante, formado por miles de piezas que un día están y en la siguiente generación desaparecen. Entre medias, el parque móvil antiguo convive con el nuevo, y vamos diciendo adiós a ciertos elementos que un día tuvieron sentido.

14 ene 2020 . Actualizado a las 11:13 h.

Si cogiera a un alumno de cualquier instituto y le preguntara qué símbolo es ese que se ubica en la parte superior de un documento de Word, este lo tendría claro: el de guardar. No le diría disquete o disco de tres y medio. No lo conoce, no lo usa. Como toda tecnología, el automóvil ha ido incorporando nuevos elementos que se hacen con el presente y señalan al pasado como una rara anomalía. ¿Cuáles ha ido perdiendo y cuáles están en peligro de extinción a día de hoy?

Manivelas en las ventanillas

A día de hoy, es posible que muchos niños que se suban al coche y encuentren una manivela en su puerta ignoren la función de la misma. Si algo ha ido desapareciendo paulatinamente del interior de los vehículos ha sido este utensilio mecánico que eleva y baja las ventanillas del vehículo. Su sustitución ha seguido los pasos básicos de cualquier avance tecnológico: hacer las cosas de manera automática. Los elevalunas electrónicos son, desde hace años, un elemento estándar en cualquier modelo, grande o pequeño, de gama alta o gama baja. Aunque puede parecer un elemento más o menos moderno su invención se produjo hace más de setenta años en Estados Unidos, concretamente en 1941, introducidos por la empresa Lincoln, hoy parte del Grupo Forz. En Europa tardaron casi una década más en aparecer, en el BMW 503 de los años 50.

Freno de mano de palanca

Es un elemento que aún es habitual, pero que a la larga acabará por desaparecer de nuestras vidas. La tendencia de los fabricantes es clara, y de la típica palanca ubicada a mano derecha se ha pasado a utilizar un botón que actúa de forma electrónica para frenar el coche cuando este está estacionado. La eliminación del freno de mano tradicional libera espacio entre piloto y copiloto, además de añadir una evidente comodidad a la activación de este freno. El Freno de estacionamiento electrónico (EPB) o (FPA) se activa mediante un interruptor eléctrico y sin vínculo mecánico con los frenos, además de poder funcionar de modo manual o automático. Su origen se remonta al año 2001, momento en el que se monta de serie sobre el Lancia Thesis. Con todo, la presencia del freno de mano se hace casi obligatoria en cualquier vehículo anterior a la primera década de los 2000, y es un elemento habitual en los coches de segunda mano.

La antena de radio

Es difícil no percibir el coche como uno de los refugios estrella para el medio radiofónico. Pese al cambio tecnológico, las emisoras han seguido encontrando oyentes fijos dentro de los millones de vehículos que circulan por carretera a lo largo del día. Por eso, aunque la posibilidad de escuchar la radio dentro del coche es algo que no ha variado en absoluto a lo largo de las últimas décadas, la forma de recoger esas ondas invisibles sí. A día de hoy, las antenas telescópicas han desaparecido, y su lugar ha sido ocupado por otras de tecnología más moderna, más integradas en la carrocería o el parabrisas. En general, se podría resumir en que se ha buscado embellecer su apariencia, haciéndola más pequeña y menos visible al ojo externo. Ahora bien, la presencia de otros dispositivos, como el teléfono móvil y el bluetooth, sí han podido hacer perder utilidad a este elemento.

El pedal del embrague

Uno de los elementos por excelencia de la conducción podría tener los días contados. La producción de vehículos destinados a España siempre ha sentido predilección por los cambios manuales, a diferencia de otros países como Estados Unidos donde una buena parte de la población no ha pisado el tercer pedal en su vida. Los cambios automáticos son cada vez más frecuentes en todo tipo de coches, incluidos deportivos, aunque esto pueda parecer un ultraje a todo aquel que disfrute de la conducción y el control máximo sobre el coche. En la conducción diaria, el cambio de marchas automático simplifica las acciones a la mínima expresión: acelerar, frenar y mover el volante. Poco más. Además, impide los míticos momentos tensos en cuestas o cruces con pendiente cuando se cala el coche, hecho habitual en conductores noveles. También puede conllevar una pequeña reducción de las emisiones de CO2.

La llave del coche

Otro elemento que poco a poco ha ido mutando y evolucionando a lo largo de la historia del automovilismo. Desde hace varios años, la llave del coche ha sido sustituida bien por una tarjeta, bien por el reconocimiento de mando de apertura. Dentro del coche esto se traduce en la imposibilidad de introducir la llave en una apertura o una cerradura como siempre se ha hecho, sino que el coche pasa a arrancarse con un botón concreto (y en la mayoría de casos, por seguridad, presionando el pedal de freno). En el futuro inmediato la cosa va más allá, y, aunque ya existe la tecnología para hacerlo, es posible que pronto un buen número de vehículos puedan ser encendidos desde nuestro teléfono móvil, además de gestionar otros asuntos internos del vehículo, como la distancia que puede recorrer la persona que esté al volante en ese momento o poder monitorizar el recorrido trazado. 

La rueda de repuesto

La mayoría de coches nuevos ya no incluyen ruedas de repuesto. Es un ahorro para el fabricante y permite un aumento importante del maletero para el usuario. Aunque la rueda de respuesto completa es la única solución que permite seguir circulando sin restricciones tras un pinchazo, las alternativas para solventar este incidente han evolucionado de manera eficaz. No todas por igual, pero sí de manera funcional. En primer lugar, hay que entender que los pinchazos se han vuelto algo extraño, los nuevos neumáticos son mejores que los de antaño y las cifras de los fabricantes hablan de que un vehículo sufre un pinchazo cada diez años. Más allá de la duda que pueda ofrecer esta cifra, la mayoría de usuarios tienen en su coche una rueda de emergencia más pequeña o los famosos kits de reparación que ocupan un espacio mínimo, además de evitar cualquier tipo de desmontaje y montaje, hecho para el que no todos los conductores se sienten preparados. 

El lector de cedés

Especie en peligro de extinción. Si ya cuesta encontrar un lector de radiocasetes, un dinosaurio sobre ruedas, el lector de cedés se aproxima también a ser un elemento prehistórico. Aquí la evolución tecnológica y la aparición de los teléfonos inteligentes, así como de los navegadores integrados, ha tenido muchísimo que ver. La realidad es que la mayoría de la ciudadanía ya no consume ni compra discos compactos a la hora de escuchar música. En el estricto sentido analógico, si uno quiere cargar su propia música dentro de su coche, las radios con USB incorporado son una opción muy viable a la que poder enchufar cientos de gigas de música, lo que deriva en el acceso a miles de canciones. La navegación por sus carpetas ya puede ser algo más engorrosa, eso sí. La desaparición de este soporte también permite ahorrar cierto espacio en la guantera del vehículo, habitualmente usada de improvisado almacén para los estuches y las cajas.

Las entradas USB y AUX

Muy en relación con lo anterior, lo cierto es que las entradas USB ya no son la cosa más moderna del mundo. Y eso que muchos aún pensarán en este puerto como algo actual y necesario. Los coches más modernos optan por entradas más pequeñas como el USB-C, que se ha presentado como el futuro puerto informático estándar. Fue en agosto del 2014 cuando la (USB-IF), organización formada por empresas como Intel, Microsoft, HP y Apple entre muchas otras, y que decide sobre el estándar del USB, decidió implantar este modelo con un tipo de conector reversible (a simple vista, su característica más llamativa). Una decisión que se traducirá pronto en la desaparición del viejo USB en favor del nuevo estándar. No se preocupe, siempre queda la opción del adaptador. Otro puerto o entrada que tiende a desaparecer es el famoso AUX, al que podíamos conectar el mp3 o el teléfono como si fuera una salida de auriculares. Útil, sí; pero anticuado en comparación al envío de la música por Bluetooth, mucho más cómodo para el usuario, que puede tener acceso a su biblioteca digital y plataformas como Ivoox, iTunes, Spotify, YouTube, Tidal… El infinito y más allá. 

Embellecedores o tapacubos

Elementos clásicos que buscaban ofrecer un mejor diseño estético al vehículo, pero que en no pocas ocasiones acababan tirados en las cunetas o en medio de las rotondas. Trozos de plástico que cumplían su función pero que hoy se han visto reducidos por los fabricantes al ofrecer llantas de aleación con diseños ya atractivos de serie, por lo que se deduce innecesario tener que usar este tipo de embellecedores. 

El volante

Suena a ciencia ficción, pero la conducción autónoma es el gran reto que se propone la industria. Quedan muchos flecos por resolver, no pocos legales por el medio, pero quizás, en unas décadas, el volante acabe por desaparecer y la inteligencia artificial del vehículo se haga cargo de todo. Es cierto, será difícil ver un vehículo sin volante, o sin la posibilidad de que el conductor se haga cargo en un momento determinado de la conducción, pero quién sabe. Nada es para siempre.