La nueva vida del exlateral del Racing Luca Ferrone: «Puedo jugar con mi hijo, eso ya es muchísimo»

OPA RACING

Tras la complicada lesión de rodilla que le supuso tres operaciones, el italiano vive con su familia en Ferrol: «Estamos muy a gusto»
27 jun 2025 . Actualizado a las 13:07 h.«Al menos puedo jugar con mi hijo, y eso ya es muchísimo». Luca Ferrone (Sorrento, 1993), exlateral del Racing de Ferrol, lo dice con una mezcla de alivio y gratitud. Porque durante mucho tiempo, ni eso era posible. La rodilla le condicionó más de lo que habría imaginado y, aunque inicialmente parecía una lesión que podría superar —en octubre de 2022 sufrió una rotura del cuerno posterior del menisco interno de la rodilla derecha—, se convirtió en el principio del fin de su carrera profesional.
«Al final fueron tres operaciones», recuerda. Las dos primeras a través de la mutua, y la última con el doctor Juan José Cota, del RC Celta, tras pedir permiso al Racing. Esta tercera intervención fue la decisiva. «Pasé de no poder caminar más de quince minutos a poder entrenar con el equipo. Eso fue a finales de la temporada anterior», explica. Pero, a pesar de la mejora, las sensaciones no eran las mismas. «No tenía garantías de poder volver a competir. Y al 100?%, ya lo descartaba. Ya había sido operado del cruzado en 2015 y nunca volví a ser el mismo», reconoce. Todo un viacrucis que le hizo poner punto y final a su carrera tras consultarlo con el doctor, su familia y otros compañeros que habían vivido procesos similares, como el emblemático capitán del Racing, Joselu Gómez. «Corría el riesgo de terminar muy mal», advierte.
El problema principal, comenta, fue una mala gestión médica inicial. «Se centraron solo en el menisco, cuando lo que realmente necesitaba era estabilizar la rodilla. Eso fue lo que hizo Cota. Le estoy inmensamente agradecido. Gracias a él puedo tener una vida normal. Puedo practicar deporte para mantenerme en forma, no a nivel profesional ni de impacto. Y puedo jugar con mi hijo, eso ya es muchísimo. Antes ni eso», afirma.
Tras la odisea de operaciones y recuperaciones empezó un duro proceso para asimilar su nueva realidad fuera del césped, que fue «masticando poco a poco». «Ha sido mucho tiempo, pero no algo de sopetón, así que me ha dado margen para asumirlo», reconoce.
Esta nueva vida la ha iniciado en Ferrolterra, junto a su mujer Miriam, y sus hijos Marco y Bruno. «Mi madre es española, mi padre italiano. Vivíamos en Italia, pero en el año 2000 nos vinimos a España. Toda la familia de mi madre está en Barcelona. Luego, en Valencia, jugando en el Levante, conocí a mi mujer. Y ahora estamos aquí», explica enumerando sus diferentes mudanzas. Con un hijo que está a punto de cumplir seis años y un bebé de menos de uno, Ferrol les ofrece algo que en este momento valoran por encima de todo: tranquilidad. «Mientras solucionaba los temas médicos, y como estamos muy a gusto aquí, decidimos quedarnos. . Y el clima... aunque parezca mentira, nos hemos acostumbrado tanto que cuando vamos al sur lo pasamos fatal con el calor», ríe.
Además, el exjugador avanza en su formación académica, un grado en Administración y Dirección de Empresas, que estudia a distancia con la Universitat Oberta de Catalunya. «Me saqué dos años de ingeniería antes de ir al Levante, pero era imposible seguir sin asistir a clase. Me quedé con la espinita de sacarme una carrera. Ahora empecé ADE porque es más accesible con la base que tenía, y abre muchas puertas en el mundo empresarial». Está a un paso de terminar tercero y acabar el grado el próximo curso.
El fútbol sigue siendo su pasión, pero no su destino inmediato. «Es un mundo muy sacrificado. Llevo toda la vida en esto y me gustaría dedicar mi tiempo a la familia», valora. Así que, ¿y ahora? Tiene claro que seguirán al menos un año más en Ferrol. Su mujer no trabaja todavía —«el bebé es muy dependiente y estamos solos», comenta—, pero ambos se sienten felices, integrados en la vida de la zona y muy bien acompañados. «Nos adaptamos bien y ya tenemos un grupo de amigos más allá del fútbol. Aquí estamos muy a gusto», reconoce. Y Ferrol siempre estará en sus vidas ya que el hijo pequeño ya ha nacido aquí.
Verde de corazón
Es un racinguista más de corazón. «El club es mi familia desde que llegué y, aunque no esté integrado en la estructura, me siento parte de él», agradece. Reconoce que ha sido una temporada «muy dura». «Volver a subir es un objetivo muy complicado. Yo creo que el club debería trabajar sobre la estructura, ampliar las categorías inferiores, tener un filial... Y crecer a partir de ahí», valora. Pone como ejemplo de la presión de ponerse como objetivo volver lo ocurrido al Amorebieta. «Lo que yo viví en A Malata fue increíble y creo que el objetivo debería ser reforzar esos vínculos con la ciudad».