MUNDIAL

La Voz

OPINIÓN

CARLOS G. REIGOSA

14 jun 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

Estábamos todos pendientes de no sé que cosas (huelga general, Cumbre de la UE, elecciones francesas, pastoral de los obispos vascos, subida del IPC, etc.) cuando de súbito empezó a emerger una esperanza en nuestro ámbito deportivo con un fondo de entusiastas coreanos que no paraban de corear: «LAÚL, LAÚL, LAÚL». Por primera vez desde hacía muchos años el equipo español de fútbol parecía haberse puesto las botas de ganar. Tres partido, tres victorias. Y empezó a olvidársenos de qué estábamos hablando. Todavía permanecen nuestros jugadores y responsables deportivos parapetados detrás de la cautela y de la desconfianza, como aconseja el poco brillante historial de la selección. Podemos caer mañana, o dentro de unos días, pero, como dice Laúl (antes Raúl) también podemos plantarnos en la final, que es a lo que debe aspirar un equipo que sólo depende de sí y de sus propios resultados y que tiene jugadores de calidad suficiente para ello. Eso sí, todo requiere un orden, y de momento hay que solventar lo de mañana: Irlanda. Un equipo poco acostumbrado a perder últimamente, pero tampoco invencible. ¿De qué otras cosas estábamos pendientes?