
La familia de este granadino recibió en noviembre la noticia más triste además de inesperada: era una de las 277 víctima de la riada. Lo más sorprendente es que el hombre llevaba en paradero desconocido desde hacía cuarenta años. Incluso legalmente ya estaba muerto
04 mar 2025 . Actualizado a las 19:52 h.Su nombre es Miguel y de él podría decirse que murió dos veces. O por lo menos legalmente. Este hombre, nacido en la provincia de Granada, fue dado por muerto en 1994. Ese fue su primer fallecimiento porque el segundo llegaba hace apenas cuatro meses con el desastre de la dana en Valencia.
Esta historia, digna de un guion de película, aún tiene conmocionada a su familia. Miguel Morales desapareció sin dejar rastro en 1984. Pasada una década sin saber nada de él, sus allegados activaron la maquinaria para declararle fallecido legalmente, como así sucedió en 1994. Ya habían pasado los 10 años que marca el Código Civil. La sentencia en firme les llegó en el 2016, pero tiene carácter retroactivo. De ahí la sorpresa de sus hijas y de su viuda cuando el pasado mes octubre les comunicaron que era uno de los 277 fallecidos en la riada de la dana. Su cuerpo fue encontrado en un campo de naranjos de Quart de Poblet, en Valencia. Según explica Las Provincias, le identificaron gracias a sus huellas dactilares y la familia fue localizada en noviembre porque nadie reclamaba los restos.
Tal y como ha informado El programa de Ana Rosa, de Telecinco, sus hijas pensaron que se trataba de una equivocación cuando las autoridades les notificaron el suceso. No creyeron semejante hallazgo hasta que se lo confirmó la jueza. Es más, según explicaron a Las Provincias,
Su desaparición
A Miguel se le perdió la pista en 1984. Salió de su casa de Durcal, en Granada, con normalidad y nunca más volvieron a saber de él. Aunque denunciaron su desaparición, parecía que el hombre se había esfumado. Durante una década no dejó registro de movimientos bancarios, ni siquiera de visitas al médico. De este modo, en 1994 se le declaró como persona fallecida legalmente.
Cuarenta años después de su desaparición fue cuando la familia recibió la noticia más inesperada. Miguel, de 72 años, fue una de las víctimas de la dana en Valencia. «Se declara el fallecimiento el 1 de agosto de 1994. Le dio un juez por muerto, pero siempre te queda el gusanillo de decir... ¿Estará vivo?», recuerda Sara, una de sus hijas, aún confusa.
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Con antecedentes de problemas de salud mental, sus hijas explicaron que «su último movimiento bancario era del año 1980». Miguel nunca solicitó la pensión de jubilación, ni tampoco se llevó el DNI. Ahora se sienten aliviadas y contrariadas. «Es ese pequeño alivio de decir, ya por fin lo hemos encontrado. De otra forma dices sí, en papel está muerto, pero quién te dice que no aparezca un día por la puerta. Muerto, pero le hemos encontrado», relatan en conversación telefónica al tiempo que se preguntan si en algún momento de su vida se pudieron cruzar con su propio padre. Y es que para ellas no era ni un recuerdo. Sara tenía un año cuando desapareció; su hermana, tres. En realidad siempre se consideraron huérfanas de padre.
¿Qué le pasó a este hombre? Quizás nunca se conozca qué fue de él en los últimos 40 años. La principal hipótesis es que el hombre vivía en la calle. La riada le atrapó.
Con todo, sus hijas no entienden cómo nunca se puso en contacto con ellas. «Acabó en Valencia. Afortunadamente, tenía las huellas dactilares para identificarlo, que si no... Ni nos enterábamos. A él lo encontraron en Quart de Poblet pero venía arrastrado (por la riada) de otro sitio. Ahora resulta que estaba a cuatro horas y media de camino (de Granada) y no ha venido nunca a saber de sus hijas, pues como que estamos un poquito reacias hacia él», decían a Telecinco.