Debilidad

| ERNESTO S. POMBO |

OPINIÓN

18 jun 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

RESULTA casi imposible contener la risa cada vez que vemos a un dirigente socialista señalar a los culpables del caos al que se ha sometido a la Asamblea de Madrid. La presentación de una querella múltiple contra Eduardo Tamayo, Teresa Sáez y otros cuatro que pasaban por allí, demuestra que no se han enterado aún de lo ocurrido. El PSOE se ha refugiado en la insensatez para afrontar un escándalo surgido en sus propias filas y del que, por tanto, no puede culpar a nadie más que al aparato del partido. Responsabilizar al PP, a la corrupción inmobiliaria, a los intereses económicos y a la falta de dignidad de sus propios candidatos desertores, es tanto como querer llevar el debate a un lugar que no le corresponde. Recuperar a Slobodan Milosevic, como hizo Felipe González en Barcelona, es resucitar innecesariamente viejos fantasmas. Y ese no es el camino. Quien tiene el problema es el PSOE. Son sus responsables los que lo originaron y lo trasladaron al sistema. Y son ellos los que deben solucionarlo. Pero no. Ahora recurren a la Justicia para que les arregle lo que fueron incapaces de reparar. No se puede dar mayor síntoma de debilidad. Por higiene, los socialistas han de empezar por el principio. Por buscar responsables en sus propias filas. Alguien decidió que Tamayo y Sáez accedieran a la Asamblea. Alguien, ingenuamente o no, permitió que las sospechas se hiciesen realidad. Alguien jugó con su patente malestar. Los que en su día pedimos, bien es cierto que con escaso convencimiento, las dimisiones de Álvarez Cascos, Ana Palacio, Jesús Cardenal y otros varios, por su manifiesta incompetencia, hacemos lo propio ante un escándalo que nos abochorna e irrita. No pueden seguir dirigiendo un partido que aspira a gobernar. Pero no dimitirán. E incluso puede que acaben dándoles una medalla. Es lo habitual.