¿En el BNG sobra la UPG?

OPINIÓN

06 jul 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

LA CONSTANTE caída registrada en los resultados electorales han provocado una de las mayores crisis internas del Bloque Nacionalista Galego. La constatación de esta tendencia le costó el puesto a Beiras hace menos de un año y está a punto de cortar el incipiente mandato de Anxo Quintana, comenzado en noviembre del 2003. Los malos resultados electorales no perdonan. Un dirigente político tiene muchos enemigos internos, siempre dispuestos a aprovechar cualquier fallo para pedir el relevo. Pero la situación actual del BNG puede calificarse de confrontación civil, de enfrentamiento fratricida, de crisis definitiva. Que alguien haga algo. El BNG es como un magma en inestabilidad permanente. Como esa energía de la tierra buscando una salida a la presión interior que se muestra en forma de volcán. Quizás los dirigentes del Bloque deben tener en cuenta que, según los científicos, la explosión del volcán es más peligrosa cuanto más bruscamente se libera la energía, lo que depende de la viscosidad del magma y de la cantidad de gases que libere. Para aliviar la viscosidad hay que promover la fluidez y eliminar presión, así se consigue una erupción efusiva (si el magma es fluido y con pocos gases fluye en forma de colada de lava líquida causando muchos menos daños). Tendrán que estudiar con detenimiento qué parte de su estructura aporta viscosidad y qué parte proporciona fluidez. En algunos sectores existe el convencimiento de que la viscosidad está formada fundamentalmente por UPG, mientras que la fluidez la aportan los sectores no organizados en férreas estructuras dentro del BNG. Vuelve a salir, por tanto, la lucha entre los defensores del frentismo de varios partidos como constituyente del BNG (o como formación en Bloque) y aquellos que consideran que la única salida de futuro es constituirse como un partido convencional, formado por una masa de afiliados y una directiva. De la confrontación entre estas dos tendencias se determinará si la liberación de energía va a ser muy violenta o sólo algo violenta. Pero todo parece indicar que para comenzar un periodo de calma con cierta duración, es necesaria la explosión. Quizás la vida del BNG sería más serena sin la presencia de la UPG, sin tanta viscosidad en el magma nacionalista. No es descartable, por tanto que el BNG sería más partido sin la UPG, o con una UPG diluida, muy diluida, casi imperceptible. En todo caso, parece muy evidente que, a estas alturas de estructuración social y desarrollo político de Galicia, el BNG es demasiado conservador en sus postulados internos. Su estructura ofrece excesiva reacción ante la presión de nuevos cambios organizativos, ante la necesidad de nuevas ofertas políticas. Están demasiado aferrados a planteamientos obsoletos. Quizás existe también demasiado poder fáctico en su interior. Es muy probable que la sociedad gallega necesite una fuerza política como el BNG. No será nada bueno que corra el riesgo que mantener la caída en picado actual hasta su desaparición o hasta que llegue a un estatus de marginalidad. El BNG tiene una función social que cumplir, y debe estar ahí. Quizás esta etapa de vacas flacas sirva para suavizar el radicalismo de muchos militantes y para provocar algo que humildad en sus dirigentes.