Veranear en Galicia

| ARTURO MANEIRO |

OPINIÓN

20 jul 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

ES ALENTADOR comprobar que no todas las cosas van mal. Es más, resulta agradable constatar que algunas van muy bien por Galicia. Tenemos muchos veraneantes. Casi se puede asegurar que ahora da prestigio veranear en Galicia, vivir el Xacobeo de Pérez Varela que había instaurado Portomeñe, hacer el Camino de Santiago o entrar por la puerta Santa. Y en otro ámbito, poder disfrutar de la gran cantidad de playas con bandera azul que tenemos. No hay más que ver la galería de fotos que ofrece La Voz de Galicia en su página web: playas limpias, aguas limpias, sol, buena temperatura. Verlas invita a usarlas. Galicia ya no es la negra Galicia que nos había dejado el Prestige . Y no queda más remedio que reconocer que algunas cosas se han hecho bien. Quizá hubo errores en un primer momento, pero ahora queda patente que la reacción ha sido eficaz. Se ha trabajado con una eficacia que es comprobable, no se puede ocultar, porque no es algo teórico: o las playas están limpias o están sucias y lo ve todo el que las usa. No hay ninguna duda de que existirán calas, rincones o rocas sucias, con chapatote, con escombros, con restos de civilización humana, como siempre hemos sufrido en nuestra kilométrica costa. Pero ya no hay restos del Prestige . Ya no vemos manifestaciones de Nunca Maís, quizás porque bastante tienen con arreglar sus problemas internos en el BNG como para andar con movidas externas. Ya poco sabemos de las labores de extracción del fuel. Es una faena que se lleva directamente desde Madrid. Lo consideran competencia exclusiva de la Administración central. Nada tienen, ni quieren, que compartir con la Xunta de Galicia. No hay diálogo, no hay información, no hay contactos, tal como corresponde al nuevo talante del nuevo Gobierno central. No sería extraño que algunos ministros se presenten algún día con la pretensión de recoger las medallas de la limpieza que otros hicieron. El nuevo talante ha traído a Galicia, sin embargo, un nuevo decreto sobre las ayudas a los afectados por el Prestige , que sólo ha provocado protestas y frustraciones entre los que esperaban más dinero, más atención, más facilidades. Es un nuevo decreto, con una redacción algo distinta, pero sin modificar en nada lo anterior. «No llega ni para pipas», según las cofradías y «es más de lo mismo», según los profesores universitarios que se pronuncian sobre el tema. En todo caso, es muy bueno que no volvamos a ver al Prestige ni sus efectos, y que sigamos comprobando que el único «prestige» es veranear en Galicia, con buen clima, con buenas playas, con los hoteles muy ocupados, con los albergues a tope. Y no bajemos la guardia con el muy necesario Plan Galicia, reafirmado por el presidente del Gobierno central, denostado por la ministra de Fomento, pero que va a ser cabeza de cartel del PSdeG en las elecciones autonómicas de Galicia. Cuanto más se hable, cuanto más se reclame, cuanto más se exija el Plan Galicia menos posibilidades tendrá la Administración central para llevar a cabo las rebajas que tiene pensado aplicar.