Bye-bye, Powell

| JAVIER ARMESTO |

OPINIÓN

15 nov 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

EL 9 DE SEPTIEMBRE DEL 2001, Colin Powell protagonizó la portada de la revista Time , que indicaba que el secretario de Estado de EE.UU. estudiaba dimitir debido a su marginación dentro del equipo de seguridad nacional y de política exterior de Bush. Dos días después, los atentados terroristas pusieron al país en emergencia nacional y cerraron cualquier hipótesis sobre su salida del Gobierno. Tres años más tarde y con la apuesta ultraconservadora de Bush reforzada por las urnas, Powell ha considerado que es el momento apropiado de hacer mutis. Una paloma no puede sobrevivir en un mundo de halcones (Rumsfeld, Cheney, Wolfowitz...), dicen los analistas. Pero Powell no ha dedicado su vida a la colombofilia precisamente: sirvió como instructor en el Ejército, luchó en Vietnam y, ya en el Estado Mayor, diseñó las operaciones Escudo del Desierto y Tormenta del Desierto de la primera Guerra del Golfo, en 1991. Su minuto de gloria llegó el 5 de febrero del 2003, cuando expuso ante la ONU las pruebas de la supuesta existencia de armas de destrucción masiva en Irak. Sus argumentos han costado la vida a 100.000 personas. De momento.