Algo huele a podrido en el ciclismo

| VENTURA PÉREZ MARIÑO |

OPINIÓN

29 jun 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

EL DOMINGO pasado los ciclistas del pelotón profesional español que iban a tomar parte en el Campeonato de España en carretera decidieron en asamblea no correr en función a «las acusaciones generalizadas que ponen a todos bajo la sospecha de dopaje». Obedecía la respuesta a la información que ese día un periódico nacional había publicado de extractos de las diligencias penales (secretas) que se siguen en un juzgado de instrucción madrileño por la llamada operación Puerto en los que se señala como usuarios de una red de dopaje al menos a cincuenta y ocho corredores, españoles y extranjeros. En la asamblea y en sus manifestaciones públicas, los ciclistas se quejaron además, amargamente, de que todas las acusaciones se centraban en su actividad deportiva. Mal camino el emprendido por los ciclistas. Su deporte es muy posible que fuese hasta hoy el que congregaba más admiraciones por parte de los aficionados, pasmados por la resistencia y el tremendo esfuerzo que supone estar encima de la bicicleta horas y horas subiendo y bajando peligrosas carreteras. Y mal camino porque su actitud, queriendo matar al mensajero -los medios de comunicación-, no hace nada para atajar un mal, por lo que se ve notablemente extendido, que tiene consecuencias irremediables no sólo para el deporte sino también para la propia salud de los corredores. El domingo pasado hubiese sido un día espléndido para el plante de los ciclistas, pero no para el conjunto de ellos, sino un plante realizado por aquellos, por lo visto pocos, que no se dopan y que deben negarse a competir en desigualdad de condiciones con los muchos ciclistas que participan en las competiciones tramposa y peligrosamente. Hubiera sido un día ideal para que algunos hubieran dicho «basta» y romper con la complicidad, probablemente medrosa, con la que amparan a sus compañeros. Pero no ha podido ser y ha prevalecido el núcleo duro del mantenella y no enmendalla. Sin embargo, las evidencias no van por ese camino. No estamos en un buen momento para el ciclismo: se quiera o no, el escándalo ya está servido. A estas alturas lo único aceptable es tomar cartas en el asunto y hacer de la necesidad virtud poniendo al descubierto el estado de la cuestión. Ayer se levantó el secreto de las diligencias penales y en ellas aparecen los nombres de los cincuenta y ocho afectados por las maniobras del médico Eufemiano Fuentes, y si bien por ser sujetos pasivos no tendrán responsabilidad penal, sí han de tenerla deportiva .Y por eso las autoridades del ramo y los organizadores de carreras tomarán sin duda respuestas contundentes y no permanecerán en silencio. La auténtica carrera ciclista, con enormes dificultades para llegar a la meta, acaba de comenzar y no debe dejarse que se frustre. Sólo cuando los aficionados tengan el convencimiento de que la competición es limpia, el ciclismo volverá a recuperar su razón de ser y la admiración pasada Y los ciclistas competirán, todos, en igualdad de condiciones.