Otro plan de paz

GONZALO PARENTE

OPINIÓN

19 nov 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

LA PROPUESTA anunciada por José Luis Rodríguez Zapatero después de la reunión con el presidente francés Jacques Chirac es tan buena como inverosímil, porque si fuera tan fácil ya hubiera funcionado la famosa hoja de ruta que habían aceptado Ariel Sharon y Yaser Arafat. En aquel plan de paz, el garante era Estados Unidos, primera potencia mundial en todos los órdenes, político, económico y militar. La desaparición de los protagonistas, tanto el israelí como el palestino, hicieron que entrasen en juego nuevos factores estratégicos que actuaron como freno en el proceso de paz. Así llegó Hamás al Gobierno palestino, y con la ayuda de Al Fatah iniciaron un acoso a Israel, convencidos de que los judíos pasaban por un momento de debilidad. La violencia de la respuesta israelí sobre Palestina y el Líbano paralizó el proceso, pero dio una oportunidad para que la ONU entrase en el conflicto. Ahora se observan indicios de que la paz palestino- israelí vuelve a ser posible. Pero en política internacional nada sucede por casualidad. Hace unos días, el primer ministro británico Tony Blair anunció que no habrá paz en Irak hasta que no la haya en Palestina. Esto tenía un motivo, y lo saben bien quienes disponen de información estratégica, porque Estados Unidos, después de las elecciones, necesita hacer la paz en Irak, por eso tiene que ponerse a facilitar la de los palestinos y judíos. Por su parte, la Unión Europea, con Solana y Moratinos, que estuvo largo tiempo dedicado al tema de Israel y Palestina, representando a Europa, saben que éste es el momento propicio y también quieren figurar como garantes de la paz. No es la primera vez que Chirac intenta ser protagonista del proceso, pero los norteamericanos, que son los protectores de Israel, le dieron de lado. Los cuatro objetivos del plan que ahora presentan España, Francia e Italia son tan lógicos que podría ser que ya estuvieran en marcha. Aunque para liderar un proceso de paz de esta envergadura, sólo se puede hacer con la garantía de la ONU y el apoyo de las grandes potencias que figuran en el Consejo de Seguridad con derecho a veto. Ojalá España estuviese entre ellas. Por eso es muy loable el intento de empujar el proceso de paz ahora en Oriente Próximo, pero ese pastel sólo se lo pueden comer quienes tienen verdadero peso estratégico.