Hay alternativa

| ARTURO MANEIRO |

OPINIÓN

29 nov 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

CON DEMASIADA frecuencia es noticia la Educación Secundaria Obligatoria. Nos informan de agresiones entre alumnos, quizás no con la frecuencia con que se producen. Ni tampoco nos enteramos de la realidad del trato entre adolescentes niños y niñas; de los intentos de acoso, de los acosos logrados, de las relaciones prematuras¿ Nos informan con cierta frecuencia de las agresiones a los profesores. De éstas nos enteramos normalmente porque son grabadas con sus cámaras teléfono por los mismos agresores. De vez en cuando salta la noticia de que una gran parte del colectivo de profesores sufre depresiones, está desilusionado; no puede controlar a sus alumnos; no se siente respaldado por la Administración ni por las familias; si quiere imponer su autoridad a los alumnos corre el grave riesgo de denuncia y de apertura de expediente disciplinario. Parece claro que muchas de estas agresiones se llevan a cabo porque los adolescentes cuentan con los últimos modelos de teléfonos cámara proporcionados generosamente por sus padres. Hasta hace poco los padres decían, con cierta razón, que los hijos podían estar más controlados o localizados en cualquier momento con el móvil. Ahora ya no sólo es teléfono, ya es cámara de vídeo, es consola de videojuegos, es televisión. También ayuda el hecho de que muchas televisiones ofrecen a todos los espectadores esas imágenes, sacándolas de los reductos más restrictivos de la red. Este protagonismo anima a otros grupos de chavales a conseguir vídeos más provocadores, más reales; algunos serán ciertos y otros serán simulados. En todo caso, alguien tiene que encontrar soluciones a los problemas de la ESO. La legislación vigente ha demostrado que está amortizada y que seguir manteniendo esos criterios socialistas es un grave error. Está claro también que aún no se ha tocado fondo en los problemas. El ambiente en las aulas todavía puede deteriorarse mucho más si no se pone un remedio realista. Se necesita lograr un clima adecuado en los centros docentes. Las alternativas al sistema actual pueden venir por pagar más a los profesores, por dotarlos de mayor autoridad, que se sientan más respaldados por la Administración y por la inspección. La alternativa también está en abrirse a criterios distintos, a nuevas fórmulas, a dejar de lado dogmas educativos. La Administración educativa española debe promover nuevas alternativas, favorecer tendencias, abrir libertades. A lo mejor resulta que la verdadera solución a la ESO es la educación diferenciada, donde los chicos tengan una atención especializada y las chicas reciban los conocimientos de acuerdo con su mayor madurez y mayor desarrollo mental que los chicos. A lo mejor, si experimentamos esta alta especificidad educativa, vemos con sorpresa que el clima cambia, que los alumnos aprenden y los profesores se sienten más realizados.