EL DEFENSOR del Pueblo, Fernando Mújica, y la presidenta de Unicef España, Consuelo Crespo, han presentado un informe sobre violencia escolar, dirigido por Esperanza Ochaíta, catedrática de la Universidad Autónoma de Madrid. Los datos más relevantes de este informe sobre las diversas modalidades de agresión que se ejerce en nuestra educación secundaria obligatoria (ESO), que acoge a alumnos de entre 13 y 16 años, son, quizá, dos. El primero nos dice que un 10% de los alumnos de ESO sufre alguna vez miedo de ir a clase porque los compañeros, manchando este noble título humano, son para ellos enemigos. Desde la agresión física, que practican como alimañas cerca de 100.000 alumnos, a la agresión verbal en las modalidades de insultos, motes y amenazas, o robos, acoso sexual o incluso intimidación con armas, en la ESO los alumnos maltratados física y psíquicamente viven auténticos infiernos. El segundo dato importante es levemente esperanzador. Las agresiones han disminuido en los últimos años. En el informe de hace siete años, un 12,5% temía a los compañeros a la hora de ir al colegio. Y también en otros indicadores de violencia escolar ha habido algún descenso. Como corresponde a los nuevos tiempos, hay también nuevas formas de maltrato. La proliferación de móviles, que permiten grabar agresiones y luego difundirlas por Internet, ha generado esta nueva modalidad de delincuencia. En algún medio, la violencia escolar se califica erróneamente como gamberrada. No hay que confundirse con los términos: del mismo modo que Gertrude Stein escribió que una rosa es una rosa, es una rosa, un agresor es un agresor, es un agresor y, por tanto, un agresor no es un gamberro. Los adolescentes, entre los 13 y 16, viven unos años difíciles. Los padres y educadores, amparados por el cielo, tienen que tener con ellos una paciencia de santos. Pero padres y educadores tienen que ser muy firmes a la hora de frenar todo tipo de violencia. Y está también claro que los modelos sociales son con frecuencia catastróficos. He aquí el penúltimo ejemplo: el entrenador del Real Madrid, Fabio Capello, como se acerca la fiesta de San Valentín, acaba de declararles su amor al grupo violento de los Ultrasur.