Los padres y el sistema educativo gallego

OPINIÓN

25 mar 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

LA ADMINISTRACIÓN educativa autonómica acaba de publicar una serie de normas sobre admisión de alumnos en los centros de enseñanza de Galicia en el que no se valora adecuadamente al sector más interesado: los padres. Es decir, las familias, que son el principal objetivo del sistema educativo, acaban siendo casi ignoradas por los poderes públicos. Es un defecto general de los políticos de todas las tendencias. Todos buscan la forma de organizar el sector gastando lo menos posible, con el fin de que se les considere buenos gestores. Todos hacen lo indecible para tener contentos a los sindicatos y que nos les organicen protestas, aunque estas decisiones vayan en contra de la calidad y la libertad de enseñanza. Todos los políticos responsables del sistema educativo, tanto de derechas como de izquierdas, procuran no molestar con sus medidas a sus propios partidos o a los de la oposición, con independencia de que esta actitud sea perjudicial para los centros, para los alumnos o para las familias. A los que nunca pretender satisfacer es a los padres, que suelen quedar fuera de los intereses oficiales. Por eso hay que reivindicar el papel de los padres, porque la enseñanza pública y privada tiene que estar al servicio de los padres, tiene que proporcionar a las familias los medios para que se garantice su derecho constitucional de educar a sus hijos de acuerdo con sus convicciones. Sin embargo, se da la circunstancia de que en la norma de conciertos de educación infantil sólo se ha eliminado la presencia de los representantes de los padres en las comisiones de selección para los alumnos de centros de educación infantil concertada. Sus criterios no van a ser tenidos en cuenta. Además, varias organizaciones de padres también han mostrado públicamente su desacuerdo con el actual decreto. Consideran que la norma discrimina a los estudiantes de centros concertados y comprueban que dificulta que los hermanos puedan estudiar en el mismo centro. Son una serie de circunstancias que no ayudan a las familias. Además, da la impresión de que contradicen los principios aplicados por otros sectores de la Administración que quieren promover la conciliación de la vida familiar y la laboral. Todo esto es mucho más claro en el caso de las familias numerosas, que deberían ser mimadas y apoyadas por los poderes públicos y lo único que reciben es discriminación en las valoraciones. Cada vez va a ser más necesario reivindicar el principio de libertad de enseñanza, que supone garantía de elección de centro educativo para los hijos, garantía de respeto a los derechos de los padres, promoción de la presencia de los padres en la administración de los centros docentes, velando por la calidad de la enseñanza para sus hijos. A veces, da la impresión de que lo más importante en materia de enseñanza está todo por hacer.