Feminiza, que algo queda

Juan J. Moralejo< / span> EL ORÁCULO DE DELFOS

OPINIÓN

13 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Días atrás nos hicimos pirula mental con el modo y la moda, el modisto y la modista, el modelo y la modela... y en otro folio celebramos que en la carrera con la luz la derrota fuese del neutrino y no sólo del masculino o ¡líbrenos Dios! del femenino. Y sigue en pie el tema de si hay o no hay sexismo, si se visibiliza -palabra muy molona- a la mujer en lo que decimos y en cómo lo decimos.

Bibiana Aído propuso años atrás que debemos distinguir entre miembros y miembras. A Bibiana la autoconsecuencia total debería llevarla a ser Aída y a buen seguro que no le faltaría un Radamés hasta la tumba, fosa, sepultura, cueva... dicho en femenino, o hasta el sepulcro, hoyo... dicho en oprobioso masculino.

Bibiana y su círculo deberían aprovechar mejor el tiempo con cargo al presupuesto. Fe de erratas. Donde digo Bibiana y su círculo mejor será que diga Bibiana y su circunferencia, femenina con el mismo dospierre.

Si hace años cualquier PPnatas -do you understand, my old chap?- anunciase que dejaba de ser una persona para definirse como un persono, el público normalito lo saludaría con un ¡menudo tío chorra!, en absoluto con un ¡menudo chorro!, aprovechando que de siempre es bastante fácil entenderse sin mayores antojos de alambique. Ahora cierta progresía anda en tonterías de añadir al común y suficiente monoparental la vacuidad de monomarental, antojo tan bobo como el de quien tenía parientes por parte marítima y por parte parítima.

Recomiendan que no vayas a buscar a los niños porque es uso que discrimina a las niñas, y nos proponen que vayamos a buscar a la niñez.

Sin discutir ahora si niñez viene a cuento como suma de niños y niñas, digamos que, en cambio, memez es un perfecto denominador común de memos y memas.

Por ejemplo, los y las que no querían ropa con hombreras porque son cosa hombruna, masculina, machista... pues, como bien se sabe, las féminas carecen de hombros.

Hace veinticinco siglos los sofistas griegos inauguraron una matraca que hoy puede ser utilísima para escapar de ambos polos sexistas: se acude al adjetivo neutro y ¡todo arreglado!: lo laboral, lo docente, lo productivo, lo profesoral, lo infantil, lo ministerial...: el lector ocioso puede echar la cuenta de masculinos y femeninos que nos ahorramos a gusto y asepsia de lo colectivo, lo guay, lo progre...

Bueno, al final te hay machismos irremediables:

El foco suele ser de más luces que la foca.