Físicos que ganan premios europeos. Y músicos que hacen las películas de las sagas más taquilleras. El talento es la moneda única, no el euro. A Lucas Vidal le pagan en dólares. ¿Por qué? Por la música. Fue un niño que jugaba a bajarle el volumen a la televisión. Y entonces tocaba su piano e improvisaba supuestas bandas sonoras sobre las imágenes de las películas que iba viendo. Ese niño creció y ahora es el joven de 28 años que firma la banda sonora de la sexta entrega de Fast and Furious, ese exitoso filme sobre la feroz adrenalina de la velocidad. No es la primera vez que hace música para Hollywood. Suyos fueron los acordes para El enigma del cuervo, con John Cusack, y para La fría luz del día, con Bruce Willis, Sigourney Weaver y Henry Cavill. En España también ha trabajado con Jaume Balagueró, en Mientras duermes. Lucas Vidal estudió, entre otros lugares, en la prestigiosa Juilliard School of Music, de Nueva York, que viene a ser como el Harvard de la música. Es más exclusiva la entrada en esa academia que en las universidades que forman la Ivy League. Solo el siete por ciento de las solicitudes son atendidas. Vidal ya sabe lo que son los premios. Los pájaros de la música le han servido a este joven para proyectarse al futuro.