Alguien sabe algo que no sabemos

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA MIRADA

OPINIÓN

09 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Ha reinado más de 38 años y don Juan Carlos de Borbón sigue siendo un misterio, acrecentado por su abdicación. Un férreo pacto de silencio que se mantuvo durante casi todo ese largo período impidió conocerlo más allá de los actos oficiales, los discursos que le escribían otros y la adulación permanente. Se construyó concienzudamente la imagen de un rey perfecto, garante inmaculado de la estabilidad del sistema. Pero el episodio de Botsuana lo cambió todo. ¿Cuántas Botsuanas hubo antes? Sacó de la oscuridad su vida privada, de la que se habían filtrado solo algunos retazos, e hizo añicos esa otra construcción imaginaria, el de un matrimonio ideal con Sofía. El caso Urdangarin derrumbó otro mito, el de una familia real intachable, y tuvo también un efecto corrosivo. La veda se abrió hasta el punto de que se ha cuestionado su papel en el 23-F, la piedra angular de la legitimación de facto de un rey designado por Franco. A medida que se iba descorriendo el manto de opacidad, la valoración ciudadana de la monarquía caía. Ya no llega ni al 4. Su reinado acaba con otro enigma, una abdicación no explicada. ¿Por qué se va ahora si había defendido que los reyes mueren en la cama y una vez retomada su agenda? Las razones que se aducen no acaban de convencer. ¿Tomó la decisión realmente en enero? ¿Es un movimiento in extremis para salvar la monarquía en un momento en que el bipartidismo defensor del statuo quo se tambalea? ¿Ha recibido presiones para que abandone? ¿La clave es el desafío independentista en Cataluña? ¿La abdicación está relacionada con su salud? ¿Tiene que ver con el ámbito más privado? Alguien sabe algo que los ciudadanos no sabemos.