Un nicho de negocio llamado Apjusa

OPINIÓN

30 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

T ras el fracaso de la Roja, estoy pensando en aprovechar el sistema judicial para abrir un negocio -Apuestas Judiciales S. A. (Apjusa)- y ganar mucho dinero. Se trata de usar los enfrentamientos entre fiscales, jueces y demás actores de los procesos, para hacer arriesgadas apuestas, extendiendo el pronóstico no sólo a las sentencias, sino a la dilación de los procesos, a la tipología de los condenados y al cumplimiento de las penas.

Hoy sería «Castro contra Horrach» la quiniela más solicitada. Pero tampoco se quedan mancas las contiendas entre Estela San José y la Audiencia de Lugo, entre la misma Audiencia y Pilar de Lara -porque esto se ve venir-, y entre Elpidio y el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Bajo el epígrafe «todo o nada», se podrían extender las apuestas a esos casos molones en los que el procesado puede acabar con veinte años de cárcel o con la medalla de San Raimundo de Peñafort. Por ejemplo, si el juicio es en Cataluña y los encausados de CiU, yo apostaría a que no entrarán en la cárcel. Si es en Baleares siempre hay condena, pero a la cárcel solo van los secundarios. Y en Valencia apostaría por la anulación del juicio o la absolución por falta de pruebas, porque, aunque alguna vez podría equivocarme, creo que con Camps y esa gente se puede hacer mucho dinero. Pero si el juicio fuese en Galicia quizá me arruinase, porque apostaría a que los concejales de Santiago iban a salir libres, o a que un macro y largo proceso no puede acabar en agua de borrajas, y palmaría como un chino.

Donde más se gana es en los grandes casos de corrupción -Gürtel, ERE, cursos de la UGT, estafa en la Confederación de Empresarios de Galicia, Bárcenas, Bankia, Alvia y cosas así-, porque con apostar a que nadie vivirá lo suficiente para ver cerrar las instrucciones, dejaríamos forrados a los bisnietos. La clave del negocio es que la Justicia española es impredecible, por lo que apostar sobre ella es una diversión irresistible. Además, trasladando a este juego la experiencia del futbol, tendríamos todas las frases apropiadas para discutir en el bar: «Justicia es Justicia»; «delito es cualquier cosa que el juez califica como delito»; «el Supremo también está en el campo»; «los retrasos también juegan»; y «fue un juicio de poder a poder», muy apropiada en los juicios contra «la casta».

También podríamos hacer una liga de juicios en los estadios -con las bancadas llenas de seareiros- como hizo Pilatos: «¿a quién me cargo, a Barrabás o a Jesús?». Porque, aunque las masas indignadas liberaron a Barrabás, quedó demostrado que los jueces, como Dios, escriben derecho -¡vaya juego de palabras!- con líneas torcidas. Y porque no quiero pensar qué hubiese sido la historia si Barrabás fuese el crucificado y Cristo acabase, viejo y decepcionado, bebiendo en las tabernas.

Por eso es tan interesante apostar a los misterios.