La complejidad del municipio

X. Álvarez Corbacho LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

17 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Cambiar el mapa municipal gallego mediante la fusión voluntaria de municipios -estén o no incentivados- no es solución correcta para afrontar los graves problemas que tienen nuestros concellos. El envejecimiento, la despoblación y la dependencia financiera de los mismos, exigen soluciones más complejas y más exigentes, donde el protagonismo de la política es factor esencial. Fusionar municipios para conseguir economías de escala y ser más eficiente en la prestación de servicios, es error relevante si las economías de escala son reducidas o si no decrece el coste unitario de los servicios prestados. La dispersión poblacional elimina a veces esas ventajas. La fusión de municipios funciona cuando estos son limítrofes, tienen población compacta y están ubicados en áreas urbanas con actividad productiva.

Fuera de las áreas urbanas quedan las comarcas, con bases económicas muy diferentes, que agrupan a municipios diversos. Los municipios con reducida actividad económica tienen ingresos tributarios escasos, lo que provoca el incumplimiento de los principios de suficiencia, autonomía política y responsabilidad fiscal. No olvidemos que en los países federales los ingresos tributarios de las Administraciones territoriales tienen el protagonismo principal. Su cuantía oscila entre el 50/70 % de los ingresos no financieros, afectando a ciudadanos que se benefician de los servicios y que votan a los gobiernos. Si los ingresos tributarios son escasos, por ausencia de base económica, estamos ante un municipio fallido. Y así la juventud emigra, envejece la población y crece la dependencia personal e institucional.

La fusión incentivada de municipios es la única solución que ofrece la Ley 27/2013 de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, para abordar los problemas de los municipios fallidos, que en nuestra comunidad no son pocos. Pero se ignora la programación estratégica y las ventajas competitivas para fortalecer a las comarcas sin base económica. Su obsesión por la eficacia y la eficiencia a corto plazo les conduce al fracaso, ya que no se minimizan costes en los servicios públicos con soluciones equivocadas. Si la economía funciona acumulando cosas (población, rentas, patrimonios, inversiones), que generan a su vez desequilibrios económicos, territoriales y demográficos graves, la solución no es solo económica, sino también política. Está en juego el desarrollo territorial, el patrimonio y el legado que debemos dejar a nuestros hijos y nietos.