Un país con prioridades

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa FARRAPOS DE GAITA

OPINIÓN

02 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

España, aunque nosotros mismos a veces nos lo tomemos algo de coña, es un país serio y antiguo. Ha dado dos emperadores romanos (Adriano y Trajano); siete premios Nobel (dos de Medicina, Santiago Ramón y Cajal y Severo Ochoa, y cinco de Literatura: José Echegaray, Jacinto Benavente, Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre y Camilo José Cela); el escritor que reinventó la novela (Miguel de Cervantes); algunos de los mejores pintores de todos los tiempos (de Velázquez a Picasso); catorce Champions (diez del Madrid y cuatro del Barça) dos Eurocopas (2008 y 2012) y, el mayor hito de dos mil años de historia: la Copa del Mundo de Fútbol (2010).

Somos una nación (con perdón) que, cuando se lo propone, hace lo que sea. Lo que pasa es que habitualmente lo que se propone es ganar en la cancha. La cancha puede ser de fútbol, de baloncesto, de tenis o de motos. Da lo mismo.

¿Por qué no nacieron aquí Audi, Facebook o Google? Porque al nativo no le interesa ponerse a eso. Le interesa conducir el Audi y pasarse todo el tiempo que pueda en el curro dándole a los megustas y gugleando, pero ya si tal que la ingeniería de fondo se la vayan trabajando los alemanes y los americanos, que para eso están.

Porque uno tiene que centrarse en su vocación. Y la vocación nacional es, en primer lugar, el deporte. En el ránking de las cien primeras universidades del planeta no sale ninguna española, vale, pero hasta hace dos telediarios la Roja era la número uno de la FIFA, Nadal lideraba la ATP y Fernando Alonso pisaba el acelerador mejor que nadie. Ah, y el Madrid y el Barcelona no tienen quién les tosa en Europa.

Y es que no hay como tener las prioridades claras. Cuando ya el deporte nos deja un rato libre, sacamos adelante las otras dos industrias nacionales: la telebasura, donde tenemos un I+D+i que ha excavado nuevas galerías hasta ahora inéditas en las simas berlusconianas de la zafiedad, y, por supuesto, el gran motor de la economía local: el fraude y la corrupción.

La caja B y sus refinadas variantes se llevan crudo al año como el 20 % del PIB, según calculan los gurús de la negritud. Aunque, claro, esto era antes de hurgar bajo las últimas alfombras —tan de La escopeta nacional— de Granados y sus compinches, que rubricaban sus negocios con cacerías, timbas y unas profesionales al postre.

Porque Estados Unidos tendrá 256 premios Nobel, pero todos en A. Si hubiera premios Nobel en B iban a saber esos yanquis lo que es bueno.