Los medios de comunicación nos han ido preparando con ternura:
-Los perroflautas se organizan.
-El Coletas podría sacar un escaño en el Parlamento Europeo.
-Los españoles han dado a Podemos cinco escaños de protesta.
-Pablo Iglesias se consolida como tercera fuerza en el mapa político español.
-Hay indicios de que Podemos podría arrebatar el segundo puesto a los partidos tradicionales.
-Podemos supera por primera vez al PP y al PSOE por la ira ciudadana en una semana de corrupción excepcional.
-Podemos se consolida como primera fuerza política en España.
-Siete comunidades autónomas son ingobernables sin Podemos.
-Podemos necesitará el apoyo de algún grupo para gobernar.
Así nos lo han venido contando y así sigue la historia.
Mientras tanto, en la Moncloa y Génova las trincheras ya alcanzan 38 metros de profundidad y ni con periscopios se enteran de lo que pasa en el campo de batalla.
Sin novedades siguen también los del frente de Ferraz, convencidos de que masturbarse es hacer el amor. Lanzarán una gran ofensiva de democratización debatiendo públicamente si las papeletas de las primarias serán fucsia o malva y si con mil avales más o menos se logra recuperar la confianza de los que no nos votan porque no saben que en el fondo nos deberían votar.
Claro que saldrá algún listillo explicando que Podemos no tiene programa, que la política es muy complicada, que en Noruega también hubo un corrupto que robó un café en 1975, que lo que dice el populista venezolano Pablo Iglesias ha fracasado en Corea del Norte y que su coleta es la melena de Felipe en el 82 y que ya se tranquilizará..
Lo que nadie hará es plantar cara con propuestas concretas y convincentes a Podemos y a los separatistas catalanes. Nadie les dará las gracias por haber desbloqueado la política española y despertado del letargo a un pueblo que empezó la carrera de la transición con ilusión y acabó escondiéndose detrás de las vallas, harto de dopping barato.
Nadie dirá que los dos nuevos motores de la democracia española tienen bastante razón, pero se pasan dos pueblos, y a nadie se le ocurrirá hacer una propuesta clara y concreta, antes de Navidad, que se pueda contraponer como alternativa seria a la versión «de perdidos, al río».
Mientras uno de los menús sea: paro, bipartidismo, corrupción, listas cerradas, falta de control democrático y políticos profesionales dando misa, cada vez más gente optará por el otro menú, por muy utópico, egoísta, perroflauta o radical que sea.
Y, cuidado, que aún no hemos oído la recomendación de un chef con un traje de Armani y unos zapatos que parecen botas prometiendo orden, patria, disciplina, y el fin de la prostitución, las drogas, la degeneración moral y la inmigración.
Daniel Ordás es abogado hispano-suizo y promotor de la plataforma www.reforma13.es