El año que comienza tiene todos los ingredientes para ser trepidante. Crisis, elecciones, corrupción... pero por lo que creo que le se va identificar más es porque va a ser un año con importantes hitos judiciales.
El primero de ellos no cabe duda que será el caso Nóos/Urdangarin, piedra de toque de la credibilidad de la Justicia española. Hasta ahora ha sido fácil acertar en los pronósticos de lo que iba a suceder. Nunca me cupo la menor duda de que Urdangarin sería encausado y que contra él se abriría el juicio oral. Sin embargo, las cosas de ahora en adelante se complican un poco más. En mi opinión, y por los datos que airean los medios de comunicación, el marido de la infanta Cristina ha comprado todos los boletos para ser condenado a penas importantes, y en esa hipótesis creo que entrará en prisión. Es posible que no este año, pero sí el próximo. Lo contrario, que se le indulte, es impensable. Indultarle supondría una afrenta contra el principio constitucional de igualdad de todos los españoles, como en su día afirmaron ambos reyes. Otra cosa será la mayor o menor aplicación de beneficios penitenciarios, pero le queda poco margen, pues el país entero estará ojo avizor.
Por lo que respecta a la infanta Cristina, su situación es claramente mejor que la de su marido. Cabe aplicársele la doctrina Botín, consistente en que si solo existen acusaciones populares en un procedimiento y el delito que se enjuicia es un interés colectivo, ha de acordarse el sobreseimiento de la causa. Por otra parte, y en caso de no aplicarse esta doctrina, la infanta será enjuiciada, y para el supuesto de que fuese condenada, en principio, no entraría en prisión si las penas fuesen inferiores a dos años.
En el mismo proceso Nóos aparece el exministro y expresidente autonómico Jaume Matas, que arrastra, pendientes de juicio, un sinfín de causas. Puede decirse que en algunas de ellas va a ser condenado y que le espera un importante número de años en prisión. Solo en el proceso Nóos el fiscal le pide once años de prisión.
El segundo hito judicial es el caso Gürtel/Bárcenas, en el que ,además de las condenas que sin duda se impondrán a gran parte de los encausados, es posible que el extesorero Bárcenas mantenga o amplíe en juicio sus declaraciones, en cuyo caso pueden acercársele responsabilidades a altos cargos del partido en el poder.
El tercer hito judicial que nos espera este año es el asunto del fraude de los ERE/Griñán/Chaves, que se encuentra aún en sus comienzos para parte de los encausados, en el que lo normal es que continúe su instrucción, con independencia de que lo abandone la jueza Alaya por cambio de destino judicial o que en parte sea instruido por el Tribunal Supremo. En el juicio se debatirá si existió reparto de fondos a numerosas personas cercanas o pertenecientes al partido gobernante de la comunidad autónoma andaluza.
El cuarto hito de este año judicializado que nos espera es el relativo a los presuntos fraudes de la familia Pujol Ferrusola, de los que puede esperarse acusaciones por un amplio número de delitos.
Otros asuntos continuarán instruyéndose o enjuiciándose, como es el caso de los del expresidente de los empresarios Díaz Ferrán; o los que se anuncian de Caja Madrid, auténtica mina al mando de su expresidente Blesa; u otros muchos novedosos que afloran día a día.
Todos estos casos judiciales, y muchos más (Del Nido, Pantoja, Ortega Cano...) ponen de manifiesto que la relevancia de la persona ya no sirve de blindaje cuando se ve inmersa en un proceso judicial. Es por ello que los ciudadanos han ido variando su percepción de la Justicia, que ha dejado de ser el territorio de los robagallinas.
Más jueces, más medios, reformas legislativas son necesarios para mejorar. Pero ya se puede decir que en España la Justicia es democrática y que es lenta, pero funciona.