Desconfíen de los que más gritan contra Rato

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

21 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Juan Pedro Hernández Moltó (Alicante, 1952) era en 1994 el portavoz del PSOE en la Comisión de Economía del Congreso, ante la que compareció el exgobernador del Banco de España Mariano Rubio, nombrado por el Gobierno socialista, tras ser acusado de un delito de fraude a Hacienda en el Caso Ibercorp. Hernández Moltó fue aquel día más duro con Rubio que ningún portavoz de la oposición. «¡Míreme a la cara! ¡De frente!», le ordenó con engolada voz teatral al hombre al que muy poco antes rendía pleitesía, para endilgarle a continuación una despiadada filípica por haber «engañado» al PSOE y advertirle, ya gritando, de que ni él «ni nadie que hubiera faltado a la honestidad» quedarían impunes. «Se lo prometo, señor Rubio», concluyó Moltó, gustándose en tono melodramático. Veinte años después, en el 2014, el juez Ruz sentaba en el banquillo a Hernández Moltó, acusado de administración desleal y falseamiento de las cuentas de Caja Castilla-La Mancha, de la que había sido nombrado presidente gracias en parte a aquella faena en la que desolló vivo a Rubio.

Conviene recordar este tipo de cosas para saber en qué país estamos y qué clase de políticos tenemos. Y para no dejarse impresionar por los que más gritan ahora contra Rodrigo Rato. Fíjense bien en aquellos que, dentro y fuera del PP, se declaran más indignados, se dan más golpes en el pecho y se muestran más crueles con el exministro de Economía, porque entre ellos habrá sin duda un Hernández Moltó que dentro de poco protagonizará algún escándalo similar. El cinismo de quienes se llevan las manos a la cabeza por los desmanes de Rato no conoce límites. De los de la oposición, hay que recordar que si Rato llegó a ser director del Fondo Monetario Internacional fue gracias al respaldo que le dio el PSOE. «Ya le he dado mi apoyo, se lo he dicho personalmente», dijo Zapatero el 18 de marzo del 2004, antes incluso de tomar posesión como nuevo presidente del Gobierno. Menudo ojo. Y hay que recordar también que IU pactó con Blesa y luego con Rato, y que sentó a uno de sus representantes en los consejos de Caja Madrid y de Bankia desde los que se cometieron todo tipo de desmanes.

Entre los del PP, tan compungidos, alguno tendrá que explicar por qué se siguió apoyando a Rato tras dejar a España en ridículo con su espantada del FMI y por qué se le dio respaldo tras ser obligado a dimitir en Bankia y tras protagonizar una vergonzosa comparecencia en el Congreso en tono perdonavidas, en la que no dio una sola explicación, no asumió culpa alguna y se rio de los diputados. Y también deberían reflexionar los responsables de grandes empresas que ficharon a Rato como consejero y asesor con sueldo de oro después de que hubiera dejado ya en la ruina a accionistas y preferentistas de Bankia.

De manera que menos hacerse cruces todos y menos ganarse medallas a costa del caído. Que cada palo aguante su vela, y que sea la Justicia la que ponga a Rato en su lugar.