¿Es un disparate el AVE gallego?

Andrés Precedo Ledo CRÓNICAS DEL TERRITORIO

OPINIÓN

13 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Como cada vez son más las voces críticas con el AVE de Galicia, pensé si habrá alguna razón objetiva o si se debía a controversias localistas. Estas fueron las conclusiones: para algunos el proyecto no parece muy razonable porque se podría prolongar el ramal de León en lugar de otro paralelo atravesando un desierto demográfico y económico. Sin embargo, la opción actual reduce en más de cien kilómetros la distancia a Madrid, que se traduce en la mejora de los tiempos y en un tren más competitivo. Para otros, teniendo en cuenta la población beneficiada, es muy probable que resulte imposible rentabilizar la inversión e incluso los costes de funcionamiento y de mantenimiento. Esta observación puede ser razonable, pero hay que tener en cuenta los beneficios sociales para una región periférica y las oportunidades de desarrollo que se cerrarían sin el nuevo ferrocarril. Otra cosa es que con vía única entre Zamora y Ourense fuera suficiente en función del tráfico esperado. También se dice que se optó por una tren de pasajeros, cuando podría haberse construido una línea mixta pasajeros-mercancías. Este es un problema ficticio, porque no hay ese formato mixto para el AVE, y porque la red actual ofrece una solución adecuada para los puertos. Otra cosa es que los nuevos puertos del golfo ártabro deban de conectarse cuanto antes a la red ferroviaria, y que es necesario hacer algunas modificaciones de trazado. Finalmente, se dice que si la demanda es reducida, las frecuencias también lo serán, en torno a seis u ocho diarias, y que seguiremos necesitando los aeropuertos para movernos por España. Ambas cosas son ciertas, pero habrá que conocer antes el comportamiento de los diferentes segmentos de demanda. En consecuencia, el AVE de Galicia no es un disparate, y menos en una región distante de los grandes centros que siempre ha tenido como reto prioritario la mejora de las comunicaciones. Claro que el eje mediterráneo sería más rentable, pero hay otras razones para justificar un tren de alta velocidad para que Galicia no vuelva a quedar aislada.

Otra cosa es el mal llamado AVE A Coruña-Vigo. No lo es, porque no cumple ninguna de las condiciones de velocidad media, seguridad y tipo de vía que un tren de alta velocidad requiere. Evidentemente es un tren rápido excelente para mejorar las relaciones entre las principales ciudades de Galicia. Sin embargo, para conectarlo a la red del AVE, cuando llegue, habrá que modificar el ancho de las vías, y esas vías ya no servirán para el transporte de mercancías. Dos son las consecuencias: al haber levantado las vías anteriores hay tramos donde va a ser necesario recuperar viejos trazados para las mercancías. Y si el AVE no puede circular por las vías actuales, los pasajeros a A Coruña y Vigo tendrán que transbordar en Santiago. Una opción que reduciría la competitividad del nuevo tren, y entonces sí que se podría afirmar que el proyecto del AVE a Galicia fue un disparate. Bueno es, sin duda, que se modernice nuestro tren, bueno es estar conectados a la red de alta velocidad española, pero bueno es también que pensemos mejor las cosas y abandonemos de una vez la política del despilfarro. De todos modos, bienvenido sea el tren de alta velocidad. ¡Cuando llegue!