A los políticos españoles les gustan las citas a ciegas. ¿Qué es una cita a ciegas en política? A mi entender, convocar al ciudadano a grandes tareas sin explicarle cómo se va ni por dónde. Todos los días hay algún caso. Ayer mismo, una persona para mí tan admirable como Carmen Chacón pidió «cuanto antes» una consulta nacional sobre federalismo. Pedro Sánchez acaba de decir que la solución de Cataluña es la reforma federal. Lo dicen así, como inventando la historia, pero no acaban de aclarar en qué consiste o qué fórmula mágica contiene para que un independentista lo acepte, se conforme y renuncie a las aspiraciones de construir su propia nación. Eso es una cita a ciegas en el sistema federal.
Hay otras. Por ejemplo, la propuesta de Mas y Junqueras para liberar a Cataluña del yugo español. Cada día es un poco más vehemente el discurso, aunque dudo que se pueda superar el vaticinio del diputado Joan Tardá: como gane la lista Juntos por el sí, esto «no lo para ni Dios», dijo sin santiguarse. Los promotores del proceso no tienen el detalle de informar al ciudadano de las consecuencias de la independencia, solo hablan de las buenas, pues ya se sabe que la independencia es un ascensor al paraíso. No dicen cómo piensan ganar el respaldo internacional sin el cual no hay nación ni Estado nuevo. Y, por supuesto, ni media palabra sobre cómo seguir en la Unión Europea. Cita a ciegas con el mito del Estado soberano.
El Gobierno responde cada día con el mismo discurso, pero distintas palabras que se resumen así: el Estado va a responder, no se puede hacer nada contra la ley y otros mensajes que inicia Rajoy y siguen los chicos nuevos descorbatados de la guardería. Si se les pregunta en qué consisten las medidas que se piensa adoptar, o no saben decirlo, o se refugian en el generoso concepto del Estado de derecho. Esto es una cita a ciegas con la legislación y el Tribunal Constitucional. No es extraño que desde el otro lado estén preparando artillería jurídica para escabullirse de tan altos conceptos e instituciones.
Y es cita a ciegas la que propone Podemos al anunciar nada menos que un proceso constituyente sin decir cuál es el modelo de Estado en que están pensando. Y es cita a ciegas quedar a tomar unas copas con el equipo de Ciudadanos, si la única cara claramente reconocible es la de Albert Rivera. Y son citas a ciegas las propuestas que ayer comenté de la renta mínima y la de país más justo y casi todo lo que anda por los papeles a diario. El padre Astete preguntaba en su Catecismo: «¿Qué es fe?». Y respondía: «creer lo que no vimos». Pues, puestos a creer lo que no vimos, la fe al lado de la política española es una inmensa pequeñez. Por eso hay tanto descreído.