Votos basura

OPINIÓN

13 jun 2016 . Actualizado a las 07:47 h.

La encuesta del CIS ha dado lugar a muchas cábalas. Lo más preocupante es que, si se confirmase, volveríamos a encontrarnos con el mismo cul de sac; sin salida. Si ya estas elecciones resultaban criticables desde todos los puntos de vista, tener que acudir a otras sería demoledor. La campaña electoral en curso tiene más de calcular escaños a conseguir o a no perder que de ilusionar. Y, sin embargo, en estas elecciones más que en ningunas otras será decisiva la participación de los votantes. La bipolaridad con que se presentan obliga a la ciudadanía a un ejercicio reforzado de responsabilidad. Las distancias que registra el CIS entre las cuatro formaciones con más votos posibles son insuficientes para garantizar un Gobierno con la estabilidad que reclama la actual situación, no consolidada cuando menos en lo social y económico. La consecución de ese objetivo se aleja porque se acortan las distancias al no corresponderse la diferencia en votos con la de escaños. De ahí la importancia que tienen los votos basura, entendiendo por tales los que no son suficientes para conseguir un escaño; un desperdicio. Es cuestión a ponderar por cada quien. Para salvar lo fundamental habría que aparcar legítimas opciones. Tener que subrayar esto no satisface desde el sentido democrático de libertad y pluralismo. Lo motiva el cómo se han planteado las elecciones y las posibles consecuencias de una alternancia política que nada tiene que ver con las que ha habido hasta ahora. No es un cambio, sino un cambiazo lo que se pretende con el frentismo. El castellano es muy preciso.

No hay que darle muchas vueltas. Solo Rajoy, Sánchez e Iglesias pueden aspirar a presidir un Gobierno, aunque desde Ciudadanos se haya presentado a Rivera como un catalán para cambiar España. El líder de Unidos Podemos no podrá realizar su deseo si no da el zarpazo al socialista. Aunque no se produzca, Sánchez tampoco puede realizar el suyo sin reeditar el pacto con Ciudadanos y la abstención de Podemos. La posibilidad de Rajoy pasa por aumentar la distancia del PP respecto de los demás y conseguir la abstención del PSOE; más probable si este pasa a una tercera posición. Inverosímil resulta la gran coalición propuesta reiteradamente por Rajoy. Lo que podría intentarse es un Gobierno con los apoyos necesarios para desarrollar un programa político, con la suficiente dosis de pacto, ya que no parece viable que vuelva a lograrse una mayoría absoluta.

El no está presente en las campañas electorales de un modo más o menos patente. Es común a Unidos Podemos y al PSOE respecto del PP. Aunque este la ha planteado en positivo, y tiene para ello deudas con los votantes que pretende, no puede ocultar su claro rechazo a los Podemos. A su vez, el dramatismo de lo que le supondría el sorpasso lleva al PSOE a enfatizar un no al patriotismo de los nuevos socialdemócratas. Detrás de la Arcadia edulcorada de los Podemos se oculta un revanchismo estructural que la ensucia. Es otra acepción de basura.