El acoso escolar también empezará el curso el lunes próximo. Aunque no se fue del todo de vacaciones, como prueba el reciente arresto de cuatro chicas de 14 a 17 años en Alicante por vejar y agredir a otra de 15 y la constatación del creciente uso de las redes sociales para llevar el bullying más allá de las aulas.
Euskadi estrenará su primer plan integral contra el acoso, que contempla, entre otras medidas, la creación de comisiones de alumnos formados en detección y resolución de conflictos, y programas de formación para alumnos, profesores y padres.
Será poco más que una isla en el océano. Aunque proliferan las iniciativas de lucha contra una plaga que destruye la infancia y marca de por vida a muchos niños y niñas y aumenta la sensibilización social, el acoso sigue siendo un enorme iceberg del que solo sale a la superficie una pequeña parte.
En los testimonios que van saliendo a la luz aparecen con mucha frecuencia quejas, cuando no denuncias, de que los centros suelen tender a minimizar la importancia de los casos detectados, temerosos de que incidan negativamente en su imagen.
Aunque no se puede cargar sobre los profesores toda la responsabilidad para afrontar una lacra en la que los padres tienen también mucho que decir y aportar, es evidente la urgencia de dotar a los centros de medios, a profesores y alumnos de una formación específica para atajar el bullying. Y también a los padres.
Urge un plan integral contra el acoso. Hay propuestas sobre la mesa, pero tampoco para esto los partidos han logrado hasta ahora un mínimo consenso para colocarlo entre sus prioridades.