Necesidad de la Nochebuena

OPINIÓN

24 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La columna se escribe cuando el resultado de las elecciones en Cataluña ha sido ampliamente comentado. Es el primer acto de un proceso que tiene por delante incógnitas a despejar. No faltará ocasión para que desde aquí, como ha venido haciéndose, se aborde el análisis de lo que puede considerarse como el principal problema político que tenemos. La inminencia de la Nochebuena invita a dejar a un lado esa y otras preocupaciones que, en todo caso, habrá que seguir abordando. Una noche singular de la tradición cultural en la que nos encontramos instalados, cuya felicidad en distintas lenguas solemos desearnos. Una noche para reunión y reencuentros familiares, con recuerdos para los que no están. Esa calidad humana tiene un fundamento último que no debería difuminarse. Datos históricos suficientes atestiguan la existencia y vida de Jesús de Nazaret: que se reconozca que es Dios es cuestión de fe. Pero aún sin ella, el relato cristiano es inspirador para nuestro mundo. Ocurre en el silencio, que a veces necesitamos, de una noche maravillosa. El relato presenta a un Niño recién nacido al que acaba de dar a luz una Mujer, Virgen, de nombre María. Todo natural dentro del misterio. Desde él cómo no se va a valorar, a considerar, a toda mujer. Cualquier discriminación o abuso resulta inadmisible. La sociedad de nuestro mundo civilizado y de un elogiable progreso científico y tecnológico ha de reconocer a diario en las noticias que esa dignidad se menosprecia. En un establo, el sitio de los animales que simbolizan la mula y el buey de los belenes, porque no había lugar donde hospedarse. Lo contrario de una exhibición de poderío. Fuera de la ciudad, que también nos interpela sobre tantas personas excluidas de sus orígenes que arriban a Europa o que mueren en el intento, o al constatar que, no obstante mejoras registrables de un modo cuantitativo, crece la diferencia entre los más y los menos favorecidos. Un matrimonio joven, que hubo de viajar desde Nazaret a Belén para cumplir con el empadronamiento decidido por el emperador Augusto. El dar al César lo que es del César que vivieron los primeros cristianos, el respeto a la ley sigue siendo vigente; pero también a Dios lo que es de Dios. El mensaje de la Nochebuena tiene su fundamento en el amor, la palabra más noble que puede pronunciarse, aunque a veces se desvirtúe, se banalice o se ridiculice. La escena se completa con el anuncio del nacimiento a unos pastores que dormían al raso y la proclama angélica de paz a los hombres de buena voluntad, dispuestos a ponderarla. Un vistazo a este mundo global y a nuestro más inmediato certifica su validez. El odio se encuentra presente en todas sus escalas descendentes, desde la guerra a conflictos personales, comportamientos sectarios, incompatibilidades alimentadas. Se destruye o se mina la convivencia, el entenderse. La paz se une a la alegría, aunque llegue por el dolor, en cita del poeta J. Hierro. Feliz Navidad, Bo Nadal!