El estadio del cáncer de ovario es clave

Luis Miguel Antón Aparicio FIRMA INVITADA

OPINIÓN

23 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El cáncer de ovario se divide en tres subtipos: epiteliales, estromales y germinales. El epitelial es el más frecuente y agresivo. Es la segunda neoplasia ginecológica en frecuencia en países desarrollados y su incidencia alcanza el 9,4 por 100.000 habitantes, con una mortalidad de 5,1 por 100.000 habitantes.

En España la incidencia ajustada por edad es de 10,3 casos/100.000 habitantes/año y la edad media en el momento del diagnóstico acontece a los 64 años, aumentando esta tasa con la edad. Menos del 1 % aparecen en mujeres menores de 30-35 años.

El cáncer de ovario está ligado a la reproducción y a la ovulación, dado que sucesivas ovulaciones causan traumas repetidos en el epitelio ovárico, que, produciendo una mutación genética, induce la aparición del cáncer. El exceso de secreción de gonadotrofina coriónica, que lleva a altas concentraciones de estrógenos, está en la base de la consiguiente proliferación epitelial y de su posible transformación maligna.

Existen además una serie de factores hormonales (fármacos estimuladores), ambientales (dieta, radiaciones) y genéticos (síndrome de cáncer familiar mama-ovario) que pueden influir de forma significativa en el desarrollo del cáncer de ovario.

El diagnóstico se realiza inicialmente mediante exploración ginecológica manual y una ecografía pélvica, completándose con otras técnicas como el TAC, RN o PET-TAC. Una vez detectado, el pronóstico de las pacientes con cáncer de ovario puede ser evaluado basándose en factores biológicos, anatomopatológicos y quirúrgicos.

El estadio de la enfermedad es clave: tumores con enfermedad residual tras la cirugía mayor de 1 centímetro, estadio IV, mal estado general de la paciente, la edad avanzada, histología agresiva o con presencia de ascitis tienen un mal pronóstico de curación y supervivencia.

El tratamiento debe regirse según un algoritmo que contempla los diferentes estadios. En este escenario, la cirugía, que debe ser reglada según criterios internacionales FIGO, es la pieza fundamental para conseguir la curación. Otros tratamientos, como la quimioterapia y radioterapia, pueden ser utilizados si son necesarios y las terapias biológicas disponibles también mejoran las expectativas terapéuticas.