España en manos de los separatistas

Roberto Blanco Valdés
roberto l. blanco valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

JON NAZCA

03 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La encuesta de Sondaxe que publica este periódico este domingo se sitúa en línea con las hasta ahora conocidas, salvo la sonada excepción de la última del CIS para el PSOE, que se distingue en dos cosas de todas las demás: en que su previsión de resultados es radicalmente diferente; y en que el objetivo de la encuesta del CIS no es informar del estado de opinión de los electores, sino tratar de provocarlo para que lo anunciado en ella se convierta en realidad. Porque Tezanos no es un analista, sino un agitador. 

El dato esencial, y en cierto modo diferencial, de la encuesta de Sondaxe es que las fuerzas que van del centro a la extrema derecha (PP, Ciudadanos, Vox, NA+ y CC) suman más escaños (160) que las de la izquierda y la extrema izquierda (PSOE, Podemos y sus confluencias, y Más País y las suyas), que se quedarían en 151. Un dato ese que, visto aisladamente, y aunque se confirmase tal y como Sondaxe nos lo avanza, conduce al grave error de pensar que el PP podría asumir el Gobierno al frente de una alianza tan heterogénea que haría más fácil elegir presidente que luego gobernar.

Un grave error, sí, pues 38 de los 39 diputados no incluidos en los dos bloques citados pertenecerían a partidos separatistas, sobre todo de extrema izquierda: 14 a ERC, 7 a Junts per Catalunya, 6 a Bildu, 6 al PNV, 4 a la CUP y 1 al BNG. Un conjunto de fuerzas que jamás permitirían un Gobierno de Casado. Tal hecho, negativo para los votantes de los partidos que podrían elegirlo presidente, tiene otra cara, terrible para todos los españoles no separatistas: que ese conjunto de partidos, antisistema en su inmensa mayoría (el único que hoy no se comporta como tal es el ladino PNV), tendrían en sus manos la llave para elegir a Sánchez presidente y de España, y cogido al futuro Gobierno literalmente del cuello.

De hecho, nuestro sistema político no solo sufre desde el 2015 el gravísimo trastorno del bloqueo (cuatro elecciones generales en cuatro años son un auténtico desastre nacional), sino otro más de extraordinaria gravedad, que no tiene parangón en ninguna otra democracia: España entera está, políticamente hablando, en manos de los separatistas. Tanto que el independentismo, así envalentonado, impulsor de una insurrección en Cataluña que apoyan todos los demás, puede no solo vetar cualquier gobierno de la derecha que no obtenga el apoyo de la mayoría absoluta del Congreso, sino condicionar por completo la acción de cualquier gobierno de la izquierda que se sitúe por debajo de los 176 diputados.

Para decirlo claro y pronto: España es hoy la única democracia del planeta en la que partidos cuyos votantes odian la nación donde han nacido y que maniobran permanentemente contra la unidad del Estado democrático, o que apoyan abiertamente a quienes lo hacen, tienen la llave de cualquier Gobierno nacional que pueda conformarse. Lo que es mucho más que un trastorno: si no se ataja desde ya, anuncia una mortal enfermedad.