Esto solo se arregla con un cocido

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

Ballesteros

09 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Se desprecian y no se tienen un mínimo de respeto. Llevan tiempo sin hablarse, no se cogen el teléfono y se comunican a través de los medios y de los tribunales. Son unas relaciones imposibles que no parece que vayan a mejorar porque viven instalados en el choque permanente. Y todo indica que, o alguien los sienta en una mesa y los reconcilia, o se avecina un fuerte temporal. Porque son tal para cual. Y va a ser necesario aplicar aquello que Churchill llamaba la diplomacia del mantel y que tan buenos resultados le dio.

Porque las grandes desavenencias y conflictos, incluso mundiales, alcanzaron un final feliz en torno a una mesa con suculentos menús. Trump y Putin negociaron una reconciliación en un almuerzo. Lo mismo que García Page y Pedro Sánchez. Y que Sánchez y Felipe González, cuando aún se podían ver. Aunque el gran especialista en este tipo de estrategias era Winston Churchill, quien aún más que los despachos, prefería hacer política en las mesas de los comedores.

Nadie se resiste a alcanzar acuerdos en torno a un sustancioso almuerzo y por eso alguien, con autoridad, tiene que sentar a Pedro Sánchez y Pablo Casado y hacerles recapacitar sobre lo que están haciendo. Que hablen, que negocien y que alcancen, al menos, el acuerdo de respetarse y respetar a las instituciones y a los ciudadanos. Porque es tal el clima de tirantez que promueven que solo lo pueden solucionar compartiendo un menú que contribuya a reconciliarlos. Y una vez bien comidos, recuperados los buenos modales y firmada la paz, hay que obsequiarles con el libro Cómo mueren las democracias, en el que sus autores Steven Levitsky y Daniel Ziblatt llegan a la conclusión de que hoy las democracia ya no terminan de forma estruendosa como hasta ahora, con un golpe militar o una revolución. Se van diluyendo por el lento pero imparable debilitamiento de las instituciones esenciales y el destrozo del orden tradicional y de la convivencia pacífica.

Que es lo que, casi sin que nos demos cuenta, se nos están yendo. Por eso hay que poner remedio sentando a Pedro y a Pablo para que recuperen la cordura. Y eso solo se logra compartiendo un buen cocido. De los de Lalín de toda la vida.