«Una cosa es copiar y otra aprender de las cosas que hacen bien los demás». La frase circula por Internet, atribuida a un vasco, el maestro de cocineros Juan María Arzak, pero podría imprimirla en una de sus camisetas grises el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg. ¿La razón? El New York Times revela que el gigante de Internet está trabajando para poner en marcha un servicio muy parecido al de Clubhouse, una emergente red social basada en el audio a la que solo se puede acceder por invitación.
Llueve sobre mojado. Facebook, que compró hace años Instagram y WhatsApp, quiso hacer lo mismo con Snapchat. Le dieron un portazo, pero supo inspirarse en la funcionalidad estrella de su rival, los vídeos efímeros, para crear las famosas stories. ¿Tendrá ahora el mismo éxito? Solo el tiempo lo dirá, pero su jugada (y otros proyectos de Twitter y del millonario Mark Cuban) demuestra que hay un gran interés en que los seres humanos nos apuntemos en masa a la moda del «social audio».
¿Sería una revolución que la voz robara un cacho del pastel al texto y al vídeo? Para muchos, no. En ese universo semioculto, paralelo e imprescindible llamado Telegram los chats sonoros cada día van a más. Y conviene recordar que las abuelas gallegas son maestras en el arte de comunicarse a través de los audios de WhatsApp.