Jordi Évole no le dio bambú

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas MIRA Y VERÁS

OPINIÓN

LA SEXTA

13 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unas semanas le reconocimos a Évole su buen tono y su delicadeza en la entrevista a Pau Donés, un ejemplo de la dificultad de charlar íntimamente con un amigo que se está muriendo. Pero a Évole los amigos le brotan ahora de tal modo en sus entrevistas que la cuadrilla de camaradas comienza a tener ese tufillo de colegueo que el espectador no digiere bien. Con Miguel Bosé se aderezó tanto que, lejos de aquel Follonero que mordía y repreguntaba, Jordi se acomodó en el compadreo de mostrar su buen rollo con Miguel incluso enseñando un vídeo de los dos compartiendo escenario y bailoteo en un concierto de Bosé. Eso a la entrevista no le viene bien, pero le va de pinga a la entrevista del corazón. Claro que en ese caso a Évole le recomendaría la táctica de esos grandes comunicadores que en los 70 entraban hasta la habitación del artista enseñando todo lo que nunca la gente común vamos a poder ver, todos sus recovecos, en un folclore que abría mucha perspectiva. En lugar de eso, Jordi ha preferido enjabonar a Bosé y se ha quedado fuera de su casa dando pie a que los espectadores nos creamos, por ejemplo, que Miguel cría solo a sus hijos sin la ayuda de una tata. «Soy padre y madre», dijo. Pero ni mu de si ve a los hijos de su expareja, Nacho Palau, y ni mu de todo ese cristo que se montó con su separación que llevó también a romper la unión de cuatro hermanos. Con tanta carnaza y tanta expectación, yo me esperaba que Évole le diera bambú. .