¿Falta mucho?

OPINIÓN

miguel souto

09 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Le habrá pasado muchas veces. Tiene un viaje largo por delante. Con toda la familia. Maletas hechas, música seleccionada, juegos preparados, agua, hasta algún tentempié. Un café antes de salir, para estar despierto. La ruta seleccionada en el navegador (antes fue en el mapa). Tres, cuatro o siete horas por delante. Sale del garaje, con ganas de empezar a rodar y armado de paciencia para la ruta, que se va a hacer larga. Sabe hasta en qué gasolinera va a parar a repostar. Todavía no ha salido de su calle y el niño pregunta: ¿Falta mucho?

Es hoy, con el estado de alarma recién desactivado, cuando los adultos comprendemos un poco mejor al niño del asiento de atrás. O deberíamos. Porque desde que empezó este viaje, pasados los kilómetros iniciales de la pandemia, todos empezamos a hacer esa pregunta: ¿Falta mucho? Se nos juntaban -como a los pequeños, que no son capaces de comprender la verdadera dimensión del tiempo y la distancia- la incertidumbre, los miedos, la angustia, el tedio, el aburrimiento, la preocupación, la desilusión... y lo único que queríamos saber, aunque nadie era capaz de darnos una respuesta, era cuánto faltaba. Ni siquiera sabíamos para qué. Solo pretendíamos que alguien nos dijera que «esto» iba a acabar. Nunca un determinante demostrativo tuvo tanto contenido, tantos matices, tanto significado, tanto peso. En solo dos sílabas.

Yo, que prometí que haría tantas cosas en la era D. C. (después del coronavirus) añado una: tener más paciencia cuando escuche ¿falta mucho? Y otra más: aplicar desde hoy lo que tantas veces dije girando la cabeza hacia el asiento de atrás: paciencia, que aún nos queda y lo importante es que lleguemos bien.