Cuanto más oscuro parece el futuro del Gobierno, más se le aparece el PP para encender la luz. Hace nada, Carmen Calvo quitaba hierro a la electrocución del contribuyente. Para ella, el «temazo» no es que el pueblo tenga que trasnochar para planchar, sino el sexo de quienes planchan. Nunca está de más recordar que abrumadoramente son mujeres, pero hacerlo para escurrir el bulto de la extorsión eléctrica no es serio. La luz es solo la punta del iceberg de los marrones del Gobierno. El team Sánchez tiene mucha plancha, no hay que irse a Ceuta, a los bares o a los indultos para verlo. Y en esto se produce una aparición, perdón, mariana: María Dolores de Cospedal. Los ojos de la vicepresidenta Calvo parecen decir «gracias, PP, por existir». Normal. Si Pablo Casado lo tenía crudo, ahora lo tiene crudo y con anisakis. Por mucho que se haga el sueco, el acento no le va a colar. Así anda España. Entre las pocas luces de los unos y las muchas sombras de los otros.