Si Galicia fuese Mallorca

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

Isaac Buj

06 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Se ha hablado mucho de expresidentes: esos que carecen de poder en materia ejecutiva, y muy poco de presidentes. Uno de ellos, el magno gestor europeo de la pandemia, está a punto de realizar alguno de sus grandes anuncios. Si en junio del 2020 pronunció la frase gloriosa («hemos vencido al virus») ahora estará dialogando con sus asesores para asegurar que somos inmunes o algo similar. Los expresidentes hablan, de Aznar a González y Zapatero (Rajoy, a la postre, ha sido el mejor de todos ellos), pero no te hunden en la miseria. Recordar todo lo que ha pasado desde marzo del pasado año es un ejercicio doloroso. El Gobierno central lo ha hecho tan mal que me extraña que Casado aún no sea presidente. Es lo que tiene la izquierda: los errores los vende como triunfos y sus triunfos, tan cicateros, como actos heroicos. Pero no hablemos de Sánchez, es tan fácil definir su gestión que tal obviedad ya me produce pereza. Hablemos de Francesca Lluc Armengol Socías, conocida como Francina Armengol. Es la primera mujer que preside un Gobierno en la historia de Baleares. Antes, había sido una opositora al Ejecutivo de Jaume Matas, una deshonra para el PP y para todas las personas decentes. Francina Armengol manda en el PSOE de Baleares desde 2012. El alcalde de Mallorca, José Hila, está en la corporación desde el año 2007. También pertenece al PSOE.

El marido de Armengol está imputado por un asunto de raíz inmobiliaria. Una incógnita multimillonaria en la que no vamos a profundizar. Únicamente me serviría para llegar al colofón de lo que decía Armengol antes y lo que dice ahora. Antes aseguraba que sentía vergüenza y rabia absoluta por los dineros que se gastaba Matas en su palacete mallorquín. Ahora no dice nada. Es una de las mujeres con verdadero poder dentro del PSOE. Dicen que su relación con Sánchez es espléndida. Imagino que de él ha copiado su modelo de gestión: eficaz, transparente, óptima. Como el alcalde de Mallorca. Lo han demostrado la pasada semana. Y voy al epicentro de la columna, o sea, lo único de lo que quiero hablar. La esencia: si lo que se ha producido en Mallorca sucede en la Galicia de Feijoo, en el Madrid de Ayuso o en la Andalucía de Bonilla, España sería un grito unánime contra Feijoo, o Ayuso o Bonilla. Pero el PSOE tiene bula con la mayoría de los medios y, por supuesto, con el mundo intelectual, que calla cobardemente sus desmanes. Armengol ha consentido que en la autonomía que gobierna se haya producido el mayor brote de covid de los últimos meses. Su alcalde, con informes en contra de técnicos de salud y de la Policía Local, concedió permiso a dos eventos multitudinarios. Y punto. Ni Armengol ni Hila gestionaron la situación. Después, encerraron a menores en hoteles sin el consentimiento de sus padres. Una barbaridad que, insisto, si la ejecuta un gobierno del PP nadie perdonaría. Galicia, por fortuna, no es Mallorca. Aquí se han hecho muy bien las cosas. Sin embargo, la intelectualidad calla. Calla lo de Armengol y lo de Hila (PSOE) y calla lo de Feijoo (PP). Son las dos caras de la moneda.