Si quieren saber el final, sigan a Iceta

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

Javier Lizon

06 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Se dice, se comenta, se rumorea, que Pedro Sánchez ultima ya una amplia remodelación de su gabinete en la que Arancha González Laya, Fernando Grande-Marlaska y Margarita Robles, entre otros, e incluso la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, tienen muchas posibilidades de abandonar el barco rumbo a destinos quizá más pomposos -y mejor remunerados-, pero sin la adrenalina del poder que otorga el sentarse cada martes en el Consejo de Ministros. Una crisis de Gobierno que la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, aprovecharía para hacer también mudanza en su parcela relevando a Alberto Garzón y Manuel Castells por figuras más próximas a su perfil. Pero, más allá de la inevitable quiniela de los que entran y los que salen, lo relevante de esta remodelación estaría en los que cambian de cartera. O, mejor dicho, en los que suben en el escalafón. Y ahí, la figura emergente en la que todos coinciden es la de Miquel Iceta.

El líder del PSC cotiza fuerte como nuevo vicepresidente del Gobierno, en lo que sería ya una apuesta total por un pacto con los independentistas catalanes en la mesa de negociación, que incluiría su apoyo a los Presupuestos del 2022, y que garantizaría a Sánchez la permanencia en el poder. Iceta es la pieza clave en todos los movimientos del Ejecutivo sobre Cataluña desde hace años. Y si ustedes quieren saber lo que va a ir sucediendo en los próximos meses, olvídense de lo que le escuchen a Sánchez o a Pere Aragonès y céntrense en lo que diga Iceta, por extravagante que pueda parecerles. Él es el verdadero relator, por anticipado, de la mesa de negociación. Recuerden los hechos. En diciembre del 2017, antes de que los líderes del procés fueran ni siquiera juzgados, Iceta ya anunció que habría indultos. La oposición lo tachó de chalado y el PSOE y el Gobierno se desmarcaron. Hoy, esa pantalla ya la hemos pasado y estamos ahora en lo de referendo sí o referendo no.

Escuchemos por tanto a Iceta. «Los referendos sobre la independencia se deben de poder hacer y, de hecho, en las democracias avanzadas se han podido hacer», dijo ya en el 2012. «Si el 65  % de la población quiere la independencia, la democracia deberá encontrar un mecanismo para encauzar eso», remachó en el 2019. También entonces la oposición bramó y el PSOE se desmarcó. «A veces se me hace difícil contenerme. Te pido disculpas», le llegó a decir Iceta a Sánchez, como si se hubiera ido de la lengua. Pero ahora ya tenemos al Gobierno planteando un referendo pactado como el mínimo desde el que parte la negociación, aunque el independentismo no quiere cortar el salchichón en esa zona media, sino en una que le asegure un pedazo mucho más grande.

Ser el zahorí de lo que va ocurriendo no exime a Iceta de decir alguna sandez, como la de que en España hay nueve naciones. «Las he contado», dijo impasible. Pero si en la inminente remodelación del Gobierno ustedes ven a Iceta como vicepresidente, échense primero la mano a la cartera, porque una parte de su dinero va a ir a Cataluña vía Presupuestos. Y luego, prepárense ya para un referendo pactado.