Telecinco lleva siendo líder de audiencia treinta y cuatro meses seguidos y va camino de revalidar el título a finales de julio. A falta de diez días para empezar agosto, la cadena aventaja varios puntos a su principal rival, Antena 3.
Pero aún así, Mediaset marea a su audiencia. La confusión es total sobre cuándo se emitirá la final de Supervivientes. Como en otras ocasiones, se ha decidido partir en dos. Esta noche se emite la primera parte de la final, pero para la segunda el propio comunicado de la cadena no especifica si se emitirá el jueves o si será el viernes para enfrentarla a la final de La Voz Kids.
¿Tiene necesidad Telecinco como líder de hacer esa jugarreta a la audiencia? ¿Se merece el público fiel del reality más potente en la actualidad de su parrilla (mientras Gran Hermano descansa) ese mareo constante? No y no, por eso se entiende aún menos que la líder lo haga.
La contraprogramación está prohibida por ley. El espectador tiene el derecho de conocerla con tres días de antelación. Pero las cadenas parecen hacer caso omiso, y no les importa pagar multas por saltarse esa norma.
El maltrato al telespectador, que se mantiene pegado al televisor un día y una hora en concreto y aguanta los cortes de publicidad como un jabato, parece importar poco si nos remitimos a los hechos.