
La decisión del Gobierno de paralizar la inversión de 1.700 millones de euros en la ampliación del aeropuerto de El Prat es un chantaje y una humillación al pueblo catalán. Lo dice el president Aragonés. Además, es una nueva deslealtad y un ejercicio obsceno de autoritarismo.
Vamos, que la decisión del presidente Sánchez y Aena es algo así como una venganza que provocará todos los males que a partir de ahora caigan sobre Cataluña. No les falta razón, en lo de los males, claro; porque acaban de quedarse sin la mayor inversión desde los Juegos del 92, sin una estructura clave en el desarrollo del país y con la sensación de haber hipotecado el futuro económico y social. Cataluña pierde, de momento, una instalación que había pedido con insistencia desde hace años y que en agosto gozaba de acuerdo pleno.
Pero las imprudencias e irresponsabilidades se pagan, incluso con Pedro Sánchez que, por una vez, decidió dar un golpe en la mesa ante la falta de apoyo del Govern al proyecto. El problema es que ya nos sabemos de memoria el proceder y que, una vez más, jugarían la doble carta, porque no pueden, ni quieren, demostrar que están de acuerdo, aunque sea en beneficio propio, con algo que les llegue de Madrid. Y era tan previsible su papel que, horas antes, Oriol Junqueras profetizó la suspensión.
Lo peor para Cataluña y sus dirigentes, que este sábado celebraron la Diada, ya no es que hayan perdido, de momento, una inversión de tanta trascendencia. Lo que debe preocuparles es que últimamente las cosas no les marchan nada bien.
La mesa de diálogo no acaba de arrancar, hay discrepancias en el seno del Govern, existe una evidente tensión entre ANC y ERC por la estrategia del diálogo, la CUP no quiere saber nada de nada y en esto llega la alcaldesa Colau y, cuando le hablan del referendo, sale con que la gente no está para tonterías.
Si a todo ello añadimos que Messi y Antonella se fueron a vivir a París y que supimos de los amoríos del obispo independentista de Solsona, la situación tiene visos de desastre. Va a ser cosa del diablo.