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El síndrome de ovarios poliquísticos (SOP) es la enfermedad endocrina más frecuente en la mujer en edad reproductiva y afecta hasta un 13 % de ellas. Se caracteriza por dos de los siguientes tres criterios: ovarios con más de 12 folículos (con un solo ovario es suficiente), alteración menstrual con ciclos prolongados, y/o elevación de los andrógenos (bioquímicos o clínicos, acné, hirsutismo-crecimiento anormalmente exagerado del vello corporal, etcétera). No a todas las mujeres con este síndrome se les manifiesta igual. De hecho, se habla de diferentes fenotipos de la enfermedad según qué asociación de signos presenta.
La fertilidad de las mujeres con SOP suele estar comprometida, pero no siempre. Muchas mujeres gestan de forma espontánea y sin complicaciones, pero algunas de ellas padecen esterilidad debido a dos factores principalmente: la falta de una adecuada ovulación y el síndrome metabólico. Para el primer problema se indican medicamentos dirigidos a estimular la ovulación, y, en caso de ocurrir el segundo, es necesario el manejo conjunto con el endocrinólogo. Una dieta adecuada, junto al ejercicio físico de alrededor de 150 minutos semanales, suele ser conveniente. Además, es frecuente la intolerancia a los hidratos de carbono, por lo que es recomendable realizar una curva de tolerancia a 75 gramos de glucosa para valorar la necesidad de usar medicamentos sensibilizadores a la insulina.
El síndrome se acompaña en ocasiones de trastornos de ansiedad y depresión que dificultan su manejo, especialmente el sobrepeso, por lo que es necesario el apoyo psicológico. Las pacientes con SOP pueden tener un riego mayor a largo plazo de enfermedad cardiovascular, diabetes, apnea del sueño, trastornos de alimentación e incluso, si no se previene, cáncer endometrial.
El pronóstico reproductivo suele ser muy favorable con las recomendaciones del estilo de vida y técnicas de reproducción asistida; desde las más simples, como la inducción de ovulación y relaciones sexuales en casa, hasta la fecundación in vitro cuando sea necesaria, suelen solucionar el problema de esterilidad.
El diagnóstico temprano, incluso desde la adolescencia, puede prevenir complicaciones a largo plazo, adoptando un estilo de vida saludable, con una información detallada del síndrome para buscar ayuda de forma dirigida ante los problemas de fertilidad o metabólicos que se presenten en la edad adulta joven. La enfermedad es compleja, que no grave, y no desaparece ni tiene cura, por lo tanto es necesario tratarla desde temprana edad y sobre todo prevenir sus consecuencias, que afectan a la calidad de vida de las mujeres que padecen el SOP.