Estamos a la espera. Necesitamos que se pronuncie la ciencia sobre la variante sudafricana ómicron. Pero es evidente que ya tenemos encima la sexta ola en Europa.
No necesitamos histeria, pero tampoco ocultación. Queremos la verdad. Nos la merecemos. Una mayoría aplastante, en España y en Galicia, nos hemos confinado, nos hemos vacunado. Nos hemos vuelto a vacunar. Que no nos tomen el pelo más con nuevas normalidades.
La variante sudafricana es de momento la ceremonia de la confusión. Ómicron nació para los mortales el viernes, cargándose las bolsas. El dinero siempre lo más lábil, lo más contagioso. Los científicos dicen que hay que esperar, que precisan más datos. Algunos se atreven a decir que, como hacen los virus cuando evolucionan, puede ser una variante más contagiosa, pero con un peligro menor para la salud. Esperemos a que nos lo confirmen con la luz de los datos. Muchos países han actuado sin conocer los detalles. ¿O es que los tienen y no los hacen públicos? Se cierran fronteras, como Israel. Se declaran estados de emergencia, como Estados Unidos. Pero es que, además de Ómicron, nos ha quitado de golpe el sueño la sexta ola.
Los datos de evolución de contagios no son esperanzadores. El crecimiento es más rápido que en anteriores olas. El conselleiro de Sanidade ha dicho que en Galicia están preocupados por el ingreso directo en la uci de jóvenes que no se habían vacunado, de los que se creían inmortales, hasta que el covid les señaló.
Los sanitarios lo han repetido: estamos ante un virus que, como todos los virus respiratorios, se multiplica en otoño e invierno. Europa está ante otro duro invierno. Si es así, que no nos mientan más.
Nos explican que los países con mayor índice de vacunación están sufriendo menos a nivel de ingresos. Pero también comunidades como Navarra o Aragón han visto en dos meses cómo se duplicaban los casos que terminan en un hospital. Ni histeria ni ocultación. La verdad. ¿Nos van a robar otra vez la Navidad?