Si contásemos las horas que Telecinco le ha dedicado esta semana a Kiko Rivera seguro que nos echaríamos las manos a la cabeza. Y no porque haya conseguido precisamente un éxito musical. Tal vez ese exceso de información tenga que ver con las horas bajas de Telecinco, y sobre todo de Sálvame, pero lo sangrante de lo que sucede con Kiko Rivera es que Mediaset le ha servido (y le sirve) de altavoz para maltratar. Sí, sí, maltratar. Si aplicamos la primera acepción de su significado en el diccionario, ‘Tratar con crueldad, dureza y desconsideración a una persona o a un animal, o no darle los cuidados que necesita’, no hay duda de que lo que hace Kiko Rivera es maltratar. Lo hizo con su madre, Isabel Pantoja, en una entrevista en directo, y lo ha vuelto a hacer con su hermana en una entrevista en una revista, de la que se ha hecho eco durante horas y horas Telecinco. De su hermana ha dicho públicamente que se intentó suicidar, que le tuvo que dar una «bofetada» en ese momento (bofetada es maltrato físico), habló de cómo perdió la virginidad, etcétera, etcétera. Isa Pi ha sido expuesta a todo volumen en ese bafle que es Telecinco, donde por cierto ella trabaja, para hurgar en un dolor que Isa ha confesado la ha acabado de hundir. Así que mientras Mediaset se rasga las vestiduras apelando al feminismo y a la lucha contra el maltrato, por otro lado le coge el teléfono a Kiko para que hable. Es de coña.