El Partido Popular y su destino

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

JUAN MEDINA | Reuters

21 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

No he dejado de darle vueltas. Y más en estos días de oprobio y vergüenza. Porque, a pesar de la nefasta campaña que ha realizado el PP en Castilla y León (Casado entre tractores, ovejas y otros apéndices rurales), ha ganado. A pesar de jugar contra la maquinaria propagandística del Gobierno, con su Tezanos y sus medios públicos y sus conmilitones, ha ganado. A pesar de los 2.000 millones de euros que ha puesto el Gobierno sobre la mesa agroalimentaria, ha ganado. A pesar de la subida del salario mínimo y el voto del incompetente diputado de Cáceres, ha ganado. Eso me lleva a concluir que la marca PP estaba, hace ocho días, más vigorosa que nunca. Y que sus siglas, a pesar del delicado asunto madrileño, son las que figuran en el frontispicio de nuestro futuro.

Dicho esto, también debo decir que el peor enemigo del PP es el propio PP. Una marca sólida, potente, no puede desviarse ni un solo momento de su ruta. Decía Churchill, una de las mentes políticas (por culta y original) más preclaras de la historia, que, si uno se detiene a tirar piedras a cualquier perro que ladre, nunca llegará a su destino: solo faltaba que los que pactan con independentistas y otros le dijeran al PP con quién debe pactar. El PP debe reflexionar con hondura. Debe escucharse a sí mismo, depurarse, para no cometer más errores graves.

Las cosas no van bien en España. Estamos en manos de algunas personas diligentes y otras, para nuestra desgracia, francamente mejorables. Somos la única economía de la zona euro que no se ha recuperado desde el 2019. El pasado año crecimos un 5 %, pero el anterior habíamos bajado un 11 %. Un ?6 %, en conclusión. Y ya no entro en cuestiones doctrinarias o puramente ideológicas: la ley de educación es el vivo retrato. España no puede permitirse cuatro años más con eso que Rubalcaba denominó Gobierno Frankenstein. Es inasumible. Por ello resulta preciso mirar el horizonte con ambición y con absoluta limpieza. Escuchando a las dos personas que están al frente del Partido Popular ahora mismo, Casado y García Egea, uno piensa que las lecciones de antaño de nada han servido. Se han equivocado con sus declaraciones. Ya nadie los verá como alternativa sólida.

El PP debe ser el centro y debe ser la derecha, y no sentir pudor por asumirlo. Pero debe, sobre todo, aclararse y clarearse. Falta liderazgo. Y en estos días se ha hecho evidente. El PP no usa a sus mejores paladines. A poco que piensen, encontrarán algún nombre que devolvería al Partido Popular la victoria del 2011. Y ese nombre está en la mente de todos los votantes del PP, los que están y los que se han ido. Pueden elegir su destino entre el riesgo de ir a unas generales con titubeos o, si mudan candidato y dirección, con la seguridad de un triunfo incontestable. Su marca sigue siendo robusta. Su destino solo exige inteligencia.