La reunión del núcleo duro de la actual dirección del Partido Popular ha sido, probablemente, la primera tormenta de cerebros para comenzar a escribir el Manual de supervivencia de Pablo Casado que, si le sale bien, puede competir con el de Pedro Sánchez. Todos recordamos aquel comité federal en que parecía que el PSOE se ahogaba y solo le faltaba el espectáculo de la urna detrás de la cortina para falsificar la votación. Como ahora el PP, Ferraz se dividía entre partidarios de Sánchez y quienes lo veían como el final de la socialdemocracia española y la rendición ante la magia de Podemos.
¡Dios mío! Ahora hay quien ve a Pablo Casado como el enterrador de la derecha democrática y a Vox como el conquistador de su espacio electoral. Hay editoriales de periódicos que le piden a Casado que se vaya. Ayer se publicaron encuestas que le hicieron decir a Isabel Díaz Ayuso que el partido se desangra y quizá sea verdad: que en cuatro días de crisis Vox le arrebate el 24 por ciento de sus votantes es un hundimiento cuya rapidez jamás se ha visto. No me extraña que Santiago Abascal se postule como alternativa a Pedro Sánchez. Mucho menos me extraña que Alberto Núñez Feijoo, cuya voz suena como la más respetable y respetada, y cuyo eco es fantástico en los medios informativos, hable de colapso y exija decisiones urgentes.
Su última sugerencia había sido adelantar el congreso ordinario del partido o convocar un congreso extraordinario. Y Pablo Casado sabe lo que piensa el presidente gallego. Si es cierto lo que ayer decía La Voz de Galicia, lo que piensa Feijoo es que «Casado debe renunciar».
Supongo que eso se planteó en la larguísima reunión del núcleo duro, que llegó a la conclusión que menos habrá gustado a quienes la firman: convocar para el próximo lunes la Junta Directiva Nacional, máximo órgano entre congresos. El manual de supervivencia consiste, de momento, en dar una patada al balón para ganar tiempo, abrir nuevos diálogos, ganar alguna voluntad de los críticos, dar oportunidad a algún tipo de milagro u obtener más datos sobre Isabel Díaz Ayuso para proceder a su demolición. La manifestación del domingo ante la sede de Génova la hizo más enemiga todavía.
Lo que ocurre es que la Junta Directiva Nacional no es totalmente fiel a Casado. En ella están, por ejemplo, los barones y hay por lo menos cuatro que ya no quieren paños calientes y optan por la convocatoria de un congreso extraordinario. Todo lo que no sea eso será una decepción. Y un congreso extraordinario en las actuales circunstancias del PP no se convoca para discutir un programa electoral ni cuestiones ideológicas; se convoca para aceptar la dimisión del equipo dirigente, para provocarla o, si cambian las circunstancias, para confirmar a ese equipo. Toca esperar una semana, que, en la política española y en este ambiente de tensión, es una eternidad.